Batman Begin


Pocas veces se puede decir que somos espectadores del nacimiento de un héroe mítico. Esta es una de ellas. Desechando todas las versiones anteriores, el director Christopher Nolan nos muestra el inicio de la leyenda del hombre murciélago, como si fuese la primera vez que tomamos contacto con él. Y es algo que es espectador agradecerá sustancialmente. El director de Memento, nos sumerge en su concepción especial de la oscura y desconocida naturaleza del ser humano, utilizando este personaje legendario. El trauma que es obligado a vivir desde niño, y su búsqueda de justicia o venganza, hacen de Batman un personaje atractivo para el espectador. La estupenda interpretación del ya reconocido Christian Bale, nos hace olvidar otros intérpretes de este personaje, y consigue lo que desde un principio se propuso su director: comenzar desde cero. La ambientación es espectacular, sin llegar a la oscuridad de sus predecesoras. El elenco estelar que se ubica en los papeles principales, dota de profundidad y consistencia a la historia, y es más que previsible que este sólo haya sido el comienzo, el nacimiento de una nueva saga. Los protagonistas han firmado para dos películas más, algo que parece garantizado visto el resultado. Aunque los efectos especiales son necesarios en este tipo de producciones, por suerte, no son el elemento esencial de esta obra, algo que agradece la evolución del filme. El público en general, agradecerá disfrutar de esta película, que proporciona una historia consistente, a la vez que espectacular.
La Mancha.extractado de http://es.movies.yahoo.com/b/batman-begins/critica-9613.html

Warhol


El museo del siglo

Pintor americano, nacido en Pittsburgh en 1931. Murió en Nueva York en 1987. Creó un nuevo movimiento artístico: el Pop Art

LA CULTURA TRAVESTI. El museo del siglo Para el creador del Pop Art, Andy Warhol, la peluca, más que un fetiche, paliaba una necesidad: la de cubrir una calvicie hereditaria. Con el tiempo, sus pelucas se fueron haciendo cada vez más atrevidas, aunque él siempre decía que prefería ponerse una pañoleta blanca en la cabeza. Todas sus pelucas, llegó a tener más de 500, estaban teñidas con colores azules y plateados. Sin embargo, más que algo artificial, para él eran símbolo de feminidad y de excentricidad, que solía subrayar aplicándose un espeso maquillaje que le daba a su cara el aspecto de una estatua de mármol. Pero también respondía a una curiosidad por la cultura de los travestidos.Y con toda naturalidad, este objeto -para él cotidiano- entró en su creación plástica. En el centro de su obra, para subrayar el glamour hortera de las estrellas hollywoodianas, la peluca pasó por la misma repetición en serie que los rostros de Marilyn o sus sopas Campbell.
Estimación de Cornette de St-Cyr, perito subastador: 3.080.000 ptas.

Desde la civilización egipcia (2500 a. C.) se conoce el afán de las mujeres de la clase alta por adornarse con pelucas como signo de distinción.




V.Leal

23-Julio 2008

Cine Terror Julio

El chileno-norteamericano se viste de negro para estudiar el cine gótico

Además de la exhibición de cuatro cintas representativas durante julio, el centro organiza un coloquio para debatir sobre el género de terror y su raíz literaria.

Miércoles Julio de 2008
El Mercurio Online

SANTIAGO.- Con una selección de cuatro películas y la realización de un coloquio con incluso dos cineastas invitados, el Instituto Chileno-Norteamericano se dedicará en julio a estudiar el cine gótico y sus influencias literarias.

La muestra comienza con la cinta "La caída de la Casa Usher" (1960), un clásico de uno de los directores más relevantes del cine de terror, Roger Corman, que hasta hoy continúa trabajando como productor en cintas del género.

La programación incluye además largometrajes de Alex Proyas, Robert Wise y Paul Morrissey, este último el largometraje "Blood for Dracula" (1974) que fue producido por Andy Warhol.

Para el martes 29 de julio, a las 19:00 horas, está programado el coloquio titulado "Cine, literatura y terror", en el que intervendrán la poeta Eugenia Brito, el periodista y escritor, Thomas Harris, además de los cineastas José Miguel Vidaurre y Jorge Olguín. La sesión será moderada por el escritor Jaime Valdivieso.

Programa

Miércoles 2 de julio, 19:00 horas

"La caída de la Casa Usher" ("House of Usher", 1960)
de Roger Corman / Estados Unidos / 79 min.

Miércoles 9 de julio, 19:00 horas

"Dark City" (1998)
de Alex Proyas / Australia-Estados Unidos / 100 min.

Miércoles 23 de julio, 19:00 horas

"The Haunting" (1963)
de Robert Wise / Estados Unidos / 112 min.

Miércoles 30 de julio, 19:00 horas

"Blood for Dracula" ("Dracula cerca sangue di vergine... e morì di sete!!!", 1974)
de Paul Morrissey / Italia-Francia / 103 min.

Robert Doisneau

El museo del siglo

El museo del siglo

Fotógrafo francés, nacido en Gentilly en 1912. Murió en París en 1994

QUIERO COMENZAR CON el prólogo escrito por Doisneau en 1992 para el catálogo que le organizó Peter Hamilton en una exposición antológica en Oxford:

"Con gran sorpresa, la tercera edad acaba de caer sobre mis hombros. En este momento de la vida, donde la memoria globaliza los recuerdos, surgen con precisión los detalles cotidianos de los comienzos en la profesión. Mis jóvenes colegas no pueden imaginar con qué menosprecio eran considerados los que declaraban dedicarse a la Fotografía. Hacía falta para ser tolerado en este medio artístico proponer falsos grabados o símiles-pasteles. El uniforme mismo debía facilitar el ser admitido en el cenáculo. Yo jamás llevé sombrero de ala ancha ni chaqueta de terciopelo. Mi descuidada barba me hacía parecer un joven bárbaro sin educación y teorías. Yo tenía -con los ojos nuevos- una visión aguda sobre las personas y su escenografía. Deseaba compartir esta alegría natural con otros cómplices porque los decadentes refinados me tenían alejado. En este entorno banal que era el mío recibía fragmentos de tiempo en los que lo cotidiano parecía liberado de la gravedad. Mostrar estos momentos podía ocupar toda una vida.

Hoy, algunos tratan de provocarme mala conciencia calificándome de depredador. Es cierto, lo reconozco, me apoderé ligeramente de los tesoros que algunos de mis contemporáneos contenían inconscientemente, lo que facilitaba mi actividad; después todo resultó diferente: la lectura de las imágenes ya no estaba reservada a un grupo de iniciados. El sentido de las metáforas visuales era compartido por más gente. Yo me regocijaba en todos esos granos germinados en la casualidad de los días y que quizá florecían en el corazón de nuevos amigos".

En estas líneas se condensa el puro espíritu de este fotógrafo, que en principio ve la fotografía como diseño, colaborando en 1930 en Vogue y después en publicidad. Él mismo se asombra de haber podido con un "concepto tan cerrado" durante un tiempo. Trabajando para el escultor André Vigneaer, amante de la fotografía, él también la descubre. Pero tendrá que pasar algún tiempo antes de liberarse. Mientras, trabaja en la Renault (1934-1939). Se siente vacío y busca a su alrededor qué interpretar, hasta darse cuenta de que es su propio mundo el que le llama. A veces dice: "Los fotógrafos estáis siempre justificándoos".

Doisneau había visto muy poca fotografía antes de hacer la suya, por ejemplo, conoció la obra de Kertesz y un trabajo de Brassai: París la nuit. Para Doisneau la fotografía no es un objeto de lujo y piensa que sus interpretaciones del pueblo y las costumbres de París casi, casi son para no ganar dinero. Toda su obra de personas anónimas en las calles o en sus casas..., incluso sus retratos son de una gran sencillez llena de belleza. La emoción de Doisneau se halla entre lo frágil y lo efímero. Todo pasa, la vida se escapa y es bueno rescatar tantos instantes, ambientes que luego desaparecen.

Son fotógrafos que viajan fuera de París como Bresson, Lartigue, Parkinson y Brassai quienes valoran en él y admiran su incorruptibilidad. Por esta razón algunos fotógrafos (que saben que deben hacer arte)hallan en su obra una enseñanza muy actual e incluso ciertas reglas de prudencia y moderación.

Le conocí hacia 1990 en Madrid, y me pareció algo puro... un pájaro libre como también en su día me lo pareció Miró. Que viva por siempre su imagen y nos enseñe el camino de la pureza y el haber sabido guardar su compromiso.
Por Alberto Schommer. Alberto Schommer es fotógrafo

25. 1950. LA ROLLEIFLEX

El ojo de un tímido. Robert Doisneau era un tipo tímido, que comenzó a los 17 años a hacer fotografías a nivel del suelo: aceras, calles... Poco a poco, se atrevió con una lámpara y, después, con unos niños. Con esta Rolleiflex comenzó a dominar su timidez. Obligado a encorvarse para regular su visor, la cámara le tranquilizaba: "No es agresiva y permite un gesto de cortesía al tener que agachar la cabeza". La Rolleiflex fue su primera cámara y su calmante durante 39 años, hasta que la cambió por una Leica.

El museo del siglo Doisneau se levantaba muy temprano y recorría París para sorprender las imágenes furtivas de la calle, escenas inesperadas, algo curioso para un hombre al que no le gustaba mirar a la gente a la cara. "París es un teatro en el que se paga el asiento con el tiempo perdido. Yo me planto allí con mi pequeño rectángulo y espero", decía.

Doisneau inmortalizó El beso del Ayuntamiento (1950) y fotografió a grandes estrellas y gente corriente. Prendado de una sonrisa, ese instante se convierte con su cámara en algo vivo y tierno. Supo encontrar con sus ojos de tímido la emoción por muy escondida que estuviera. "Mis fotos son casi todas de niños abandonados, porque la gente los adopta y los cría en su mente".
Estimación de Cornette de St-Cyr, perito subastador: 4.620.000 ptas.

Las primeras cámaras aparecieron en 1832 de manos de cinco experimentadores: Niepce, Daguerre, Fox Talbot, Readi y Barchar Herchel

Mancha 23-Julio 2008 sacado de http://www.elmundo.es/magazine/num188/textos/25.html

Lempicka


Pues bien, me gustaría compartir con todos vosotros mi gran pasión por esta genial y a pesar de todo aún “desconocida” artista, ya que aunque parezca increíble, a día de hoy, su bibliografía es casi inexistente, y su biografía, confusa…, por lo que en un enorme ejercicio de audacia, he decidido resumiros un poco todos los datos que he ido recopilando y de los que dispongo en estos momentos sobre su vida y su obra para conocer mejor a esta hedonista, sibarita, excéntrica, inteligente, atractiva y ambiciosa mujer y artista, rodeada a lo largo de toda su vida de un cierto halo misterioso y ambiguo que conservó hasta su vejez, ya como una respetable gran dama, y que siempre se mantuvo unida a una élite intelectual, artística y económica.

Son los felices Años Veinte…, los increíbles Années Folles, Coco Chanel propone una “Garçonne” que conduce, fuma y bebe con absoluta despreocupación. ¡Hay que ser snob! Moverse y amar la fugacidad, todo rápido y sin pensar, lo importante es no parar…, es la erótica de la velocidad. El “tout le monde” se reune en el casino, el club de moda o el cabaret, y se busca sin descanso la felicidad.

Al inicio de esos años locos llegó a París una pintora que afirma ser de origen polaco, y cuya aureola mundana se impuso a los propios cuadros. En una Europa de entreguerras, también marcada por la depresión, el arte, recupera con ella la dulzura de los sentidos, la sensualidad y el erotismo.

Una artista de la que casi todos conocemos su autorretrato, ¿quién no ha visto alguna vez su insinuante rostro tras el volante de un Bugatti verde?, y que algunos confundieron e identificaron en su momento como Isadora Duncan, tal vez por la relevancia de un coche en sus vidas, pero son pocos los que recuerdan su nombre y menos aún los que han podido disfrutar del conjunto de su obra; una obra dispersa y fragmentada, que pertenece en un alto porcentaje a colecciones privadas y solo ocasionalmente ha podido ser reunida para exposiciones antológicas, como ocurrió en 1972 en París, la primera gran antológica sobre su obra, pero que se limitó solo a su época parisina, - que la hizo de nuevo famosa y la rescató del olvido siendo ya una venerable anciana después de más de 30 años de su marcha a EEUU-, muy similar a la que en este pasado verano del 2004, le organizó la Royal Academy of Arts de Londres, y que ahora se encuentra en Viena.

También pudieron verse retrospectivas de su obra, en 1981 en Tokio, en 1994 en Villa Medici, Roma, y en 1997 en el Museum of Fine Arts of Hiroshima.

Estoy hablando de Tamara de Lempicka…, una mujer que atraviesa con rapidez la bohemia de Montparnasse, y el anonimato, para entrar en un mundo de élite. Elegante y sensual, enamora a la alta sociedad parisina y permanece ajena al febril ritmo del charlestón y a las masificadas calles desbordantes de luces y risas. Permanecerá unida a círculos minoritarios, refinados y cultos que apuestan por lo nuevo mediante una simbiosis de la sofisticación del “bon gout” y el funcionalismo del “spirit nouveau”.

Rodeada de lujo, se convierte en la retratista de moda de una aristocracia y burguesía que los refleja con un extraño realismo, serenidad y voluptuosidad, impecables y perfectamente vestidos, muestra evidente del elitismo y el reflejo de su propia vida, y aún siendo muy joven obtiene un reconocido y merecido éxito, y las exposiciones, tanto individuales como colectivas, y los premios, fueron acumulándose en su currículum de artista con ritmo incansable, como el primer premio en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Burdeos en 1927, por ejemplo. Varios salones de la III República acogieron sus obras y algunos museos nacionales se apresuraron a conservarlas, como el museo de Nantes, y su entonces muy rigurosa sección de arte contemporáneo.

Según la biógrafa, Laura Claridge, que recientemente publicó su biografía, nació en Moscú, y no en Varsovia como afirmaba la propia Tamara, en 1895, y no en 1898, como citan la mayoría de las fuentes, o incluso 1902. Su madre era polaca y su padre un acomodado judío ruso que desapareció de su vida de forma extraña. Estudia en la academia Imperial de Bellas Artes de San Petersburgo, y huye de la Rusia bolchevique acompañada de su marido Lempicki, llegando a París en 1923. El matrimonio tiene una hija – Kizette-.

Separados en 1928, la artista seguirá conservando el nombre de su marido. En Suiza, se casó con el húngaro Barón Raoul Kuffner – de ahí el título de baronesa- , adinerado y muy conocido en la aristocracia cosmopolita de ambos lados del Atlántico. Con él vivió en un palacete de tres plantas en la rue Méchain, al lado del Observatoire, en un edificio diseñado junto con el mobiliario, por el arquitecto cubista Mallet- Stevens, de concepción tan sorprendente y avanzada que dieron mucho que hablar por aquel entonces.

Sus fiestas fueron punto de reunión de aristócratas, embajadores, financieros, artistas y personalidades que visitaban la ciudad.

La belleza y la sofisticada elegancia con la que siempre vistió, así como su enorme poder de seducción, y su fama de artista, eran el eje de un vasto y móvil cenáculo, y provocó grandes pasiones en personajes de renombre, como en el escritor futurista y activista político del partido fascista italiano, Filippo Marinetti.

Pero sin duda alguna su episodio más conocido, fue su huida de La Vittoriale en 1927, el palacio y ciudadela monumental en Lago Gardone, - antigua propiedad de la familia Wagner-, donde el poeta, dramaturgo y militar, Gabriele d’Annunzio, intentó seducirla con sus más experimentadas técnicas, hospedándola en la habitación de Leda, la alcoba de la que ninguna mujer había salido incólume hasta entonces.

Esta sala estaba repleta de porcelanas chinas, filigranas de oro, pieles de animales salvajes y alfombras orientales, impregnada por un perfume intenso que desprendían unos pebeteros, destacaba en el centro, el gran lecho, lleno de almohadones. El escritor la había invitado con la idea de que le hiciera un retrato, pero contrario a posar, d’Annunzio se dedicó inmediatamente a cortejarla. Intentó provocar en ella el reflejo de su vanidad, echando a sus pies vestidos y adornos más o menos lujosos, incluso hizo que el acorazado Puglia disparase salvas en honor de la Lempicka.

No sirvió de nada, Tamara no cedía, y tras varios días de acecho, y con varios escritos que no recibieron respuesta, una noche irrumpió desesperado en la exótica y recargada habitación de Leda, mientras su invitada dormía. Ella no tuvo tiempo de reaccionar y según cuenta Foschini, que entrevistó a la Lempicka en Capri, “Gabriele se convirtió en un huracán de palabras”, y sus caricias y súplicas no lograron resultado alguno. Tamara huyó del Vittoriale dejando a un d’Annunzio trastornado por los sentidos, lamentándose de su vejez y hundido en el fracaso, concluyendo así el encuentro, o mejor, enfrentamiento entre la artista y el poeta.

Cuando a partir de 1939 deciden afincarse en los EEUU, la pareja no dejará de llamar la atención. Y además de dedicarse a viajar entre Nueva York y Chicago, Santa Fé y las Montañas Rocosas, donde al igual que en Beberly Hills, tenían un “refugio”, que había pertenecido al cineasta, King Vidor, sus “soirées” en este último lugar adquirieron un gran prestigio, y en el estudio de la artista, o como invitados a sus colosales fiestas, era frecuente la presencia de nombres como Annabella y Tyrone Power, Dolores del Río, Gloria Swanson, Mary Pickford, Charles Boyer, Vicky Braum y Juan Romero, Luigi Filiasi y Theda Bara, Conchita Pignatelli y Lorna Hearst, el barón de Rothschild, e incluso la Garbo o la Dietrich.

Lempicka sigue pintando, exponiendo, y cometiendo excentricidades…, pero cualquier rastro queda difuminado, y a pesar de estar muy cercana a la American Scene, cada vez es más conocida y aplaudida como Baronesa Kuffner que como Tamara de Lempicka. Era una mujer muy bella, de eso no hay duda, d’Annunzio la llamó “la mujer de oro”, los periodistas se extasiaban al verla, y les asombraban sobre todo sus manos, de “lenta gesticulación”, y que según Vittorio Foschini, daban la impresión de que “acariciaban siempre”, pero también su pelo y su lujoso guardarropa.

Todos se maravillaban con su alta figura, suave y armoniosa en sus movimientos, con su rostro iluminado por dos grandes ojos de mirada perdida y algo artificiales, con la boca dispuesta a la sonrisa y unos labios pintados con los más raros “rouges” de París. Pero todo esto no debe ocultar una personalidad ágil, inteligente e inquieta, que le indujo a tomar contacto con lo “nuevo” que entonces nacía en París.

Desde su llegada a Francia se preocupó por perfeccionar su técnica pictórica. De su primer maestro, el metódico e intransigente Maurice Denis, angelical y diabólico al mismo tiempo, predicador del Neotradicionalismo parisino, y con quien estuvo poco tiempo, la Lempicka aprendió a simplificar las formas y a utilizar el color.

Pero mucho más decisiva fue la influencia de su segundo profesor, André Lhote, pionero del cubismo sintético, concibe el cuadro como una rigurosa combinación de planos y colores, y al igual que todos los Neo-cubistas, la geometrización pierde virulencia y el fin perseguido tiene un claro valor decorativo. A estas ideas que transmitió a Tamara, Lhote añadió otra: le enseñó a apreciar el clasicismo de Ingres destacando el alto valor de sus desnudos.

En su obra, escasa y bastante desconocida, la síntesis de cubismo, clasicismo y realismo no pierde el carácter decorativo propio de la época, pero supera el estereotipo de Art Decó con el que habitualmente se la identifica. La pintura de Tamara, cuya obra en esencia la componen retratos y desnudos, tiene un encanto sumamente personal. Las formas y los fondos se convierten en perfectos análisis geométricos y verdaderos estudios cubistas del color, y emana un atractivo perfume a vicio y alta sociedad.


Retrato de Madame Boucard, 1928

Aunque también pintó algunas obras de carácter seudo-religioso, en una especie de ejercicio de hedonismo ateo de élite. Aseguraba Oscar Wilde, que las cosas sagradas son las únicas que merece la pena profanar. Respecto a sus retratos, nos hallamos ante una especie de galería de la alta burguesía, y en ciertos casos, de la aristocracia del periodo de entreguerras, en absoluto indiferente a las sugerencias de la publicidad y de las exquisiteces y vanidades de la época, que a simple vista pueden parecer demasiado racionales y fríos.

Pero si los observamos atentamente, cada rostro habla con fuerza propia y define una personalidad: junto a una hábil técnica y un acabado impecable coexiste una profunda valoración de la psicología del modelo que en ocasiones nos recuerdan a la Nueva Objetividad Alemana de George Grosz, Otto Dix, y sobre todo, Christian Schad, claro está, perdiendo toda agresividad social.

Claros ejemplos son, entre otros, “El Retrato del Gran Duque Gabriel”, de uniforme rojo, que con una mirada espectral, refleja la muerte de la nobleza rusa. “El Retrato de la duquesa de La Salle”, una atrevida y dominadora lesbiana vestida con traje negro de amazona andrógina, (no en vano, en esos años, en los círculos distinguidos y sin prejuicios, llamaban amazonas a las lesbianas), mira fijamente y ostenta humores indudablemente malignos, sabiendo que es la reina de las noches de sexo y cocaína.

O el “Retrato de un hombre con gabán”, primer marido de Tamara, Tadeusz Lempicki, hombre dolorido que mira con seriedad, con un abrigo negro, sombreo de copa en la mano y un foulard blanco al cuello, y que protestaba durante los primeros años de vida común en París, sabiéndose traicionado por las continuas infidelidades de su mujer, que lo ponía en evidencia pintando a sus amantes. El retrato está inacabado.

En los desnudos, que hay en gran número, de nuevo aparece la sorpresa, y tras una aparente rigidez, con posturas que en ocasiones semejan estatuas, sorprende la cerebral e inmediata corporeidad de los personajes representados, así surgen cuerpos que rozan lo tangible, absolutamente carnales, y la voluptuosidad adquiere tal clímax, que lo sensual se torna sexual, provocativo y casi escandaloso.

Gigantescas mujeres con marcado valor sexual. Ejemplos notables de esta reducción a la carnalidad son sin duda, “La Belle Rafaela”, “Femmes au bain”, “La Dormeuse”, o quizás, la más perturbadora de todas, “4 desnudos”, donde 4 mujeres gimen y se retuercen llevadas por la voluptuosidad, y donde podemos reconocer a Nana de Herrera. También se podría afirmar, si las modelos no holgazanearan, y se diría que vigiladas por ojos impúdicos, que sufren algún tipo de abuso, como la sometida “Andrómeda”, o la joven de “L’ Heure Bleue”.

La ignorancia de los acontecimientos de la vida de la artista, y la carencia de análisis profundos sobre su obra, son una prueba más de la bárbara iconoclasta, a la que se vieron sometidos durante casi medio siglo, todos aquellos artistas que no quisieron formar parte de las vanguardias de la Escuela de París, y que se vieron por ello privados de su legitimidad y con el paso de los años, olvidados y desterrados de la historia de la pintura internacional, al igual que no se sabe cuantos impertérritos figurativos, entre los que también estaban, Balthus, Alexander Deineka, Anton Räderscheidt, Edward Hopper, Paul Delvaux, Raphael Soyer o Alberto Martini, junto con todas aquellas cosas, hechos y personas acusados de apostasía.


extractado de www.amebasaladeriva.com


23-Julio.2008

Santiago Rojo Sangre


En Junio del año pasado tuvo lugar la primera edición del Festival Ultraindependiente de Cine de Terror,Ciencia Ficción,Fantástico y Bizarro de Chile,Santiago Rojo Sangre. Entre el 1 y el 4 de Junio el Centro Arte Alameda,de la plaza Italia ,fué la sede de este,el colega del ya veterano Buenos Aires Rojo Sangre,muestra similar que hace 5 años tiene lugar en la vecina Argentina. Con gran cantidad de material recibido desde Chile,Argentina,Uruguay,Estados Unidos,España e Italia,entre otros países,los organizadores realizaron una edición de lujo. El programa incluyó el primer musical de zombies y otros exclusivos filmes que fueron desde Filipinas hasta Suecia ,e incluyeron peliculas premiadas en las 2 últimas versiones de Buenos Aires Rojo Sangre y lo mejor de Montevideo Fantástico. Se exhibió: La Muerte conoce tu nombre,(Daniel de la Vega,Argentina,2006), 36 Pasos (Adrián Bogliano,Argentina,2006) y Cucarachas Rojas del cubano Miguel Coyula. Se destacaron la participación de los filmes chilenos La era atómica del auto bronceante, paródica versión de las clásicas películas de ciencia ficción con Fernando Alarcón como un detective en plan de cine negro,y del cortometraje Sueños de Robots, adaptación del relato de Isaac Asimov.
www.santiagorojosangre.cl

Cabaret Tropical



CABARET TROPICAL.

Ernesto Pinto Lagarrigue es una calle que ha tomado fuerza en uno de los barrios bohemios y artísticos por excelencia; Bellavista. Esta calle se ha alzado como un paseo peatonal, donde la oferta de salas de teatro se ha expandido, así como restaurantes han apostado por ella, la cual ha ganado un gran protagonismo, incentivando nuevas apuestas culturales.

Los Hermanos Quintana -David (33) y Fernando (34), dúo de actores transformistas, herederos de la tradición del grupo Caviar”, liderado por el conocido Jean François Casanovas.

Para quienes han tenido el privilegio de disfrutar su primer espectáculo Clásicos y Algo más”- actualmente en cartelera, “Cabaret Tropical”, mantiene una propuesta sofisticada, implicando perfectamente la fonomímica, gran producción de vestuario, guiños a canciones clásicas del espectáculo cubano y caribeño y una gran cuota de humor. La sala de teatro está perfectamente adaptada para un show como Cabaret Tropical”, la sensación de estar en una antigua “boite” es total, con luces acordes y una escalera completamente a tono con el glamour requerido.

La obra que dura aproximadamente 1:15 min, es un espectáculo a modo de homenaje personal de éstos talentosos hermanos a la Cuba musical de los años 50; sonidos tropicales, canciones como “Bésame Mucho”, “Corazón de Melón” (que habré el espectáculo) y destacables números musicales, hacen de Cabaret Tropical” un a apuesta fresca, novedosa y muy recomendable.

“Bésame Mucho”, es la canción elegida como apertura, abriendo paso a las excelentes caracterizaciones de Cristián Zúñiga, actor que oficia de animador Kitsch (muy bien personificado). Al ritmo de la música figuran en escena Los Hermanos Quintana, al más puro estilo “Supremes”, acompañadas nuevamente por el talentoso Carlos Chacón (actor transformista), quién ha sabido ganarse un espació junto a los Hermanos Quintana.

El Mambo y Cha-cha-cha se toman el escenario, versionando por completo la pieza musical, incluyendo además un guión inteligentemente adaptado por los “Quintana”, insertando así la cuota de humor presente en el transcurso de todo el show.

Sin exagerar la obra cumple con el desafió de presentar en escena más de 50 cambios de vestuario, armando la estructura del espectáculo en base trozos de películas, guiones telenovelescos, coreografías, fonomímica, inmortalizando el género del “culebrón”.

Alguno de los números presentados son: “Las Hermanitas Lágrimas”, interpretando una particular y sufrida versión de “Piensa en mí” (hasta en Francés). El trabajo desempeñado en cuanto a vestuarios es de primer nivel.

Los números musicales a cargo de las bailarinas Sandra Liendo y Nicole Ortiz aportan “sabrosura”, interactuando con el “Animador”… incorporándose al show.

Pero Chile no se queda ausente en esta comedia. Los “Quintana esta vez apuestan por reírse de situaciones particulares, el festival de Viña de Mar y sus animadores Miriam Hernández y Sergio Lagos, no se salvan del humor negro y mordaz, convirtiéndose en protagonistas de su propia parodia.

Algunos sketches resultan conocidos, pero son llevados y adaptados al contenido central de Cabaret Tropical”. “Me Importas Tú”, “Bésame Mucho”, son piezas que se incorporan al núcleo del espectáculo. Si hasta Amanda Miguel tiene su espacio…. Genial.

Las risas no paran en todo el show, si bien el estreno puede catalogarse de exitoso, hay ciertos detalles que como buenos actores y conscientes del complejo trabajo desarrollado se deben mejorar, como lo tiempos, modulaciones (fonomímica) y sincronía con la música.

La nueva apuesta de Los Hermanos Quintana va camino al éxito, es una formula poco explotada en Chile, por lo cual ya son pioneros y han impuesto una meta muy alta de superar. Al terminar GM conversó con David y Fernando, quiénes agradecieron enormemente a todos nuestros lectores, invitándolos a disfrutar de una noche de recuerdos y risas, una noche de “Cabaret Tropical” . Debemos confirmar que los actores aun personificados en su propuesta transformista, se ven guapos y muy varoniles, además de ser realmente encantadores. Al más puro estilo del galán argentino.

NOMBRE SALA TEATRO BELLAVISTA
Dirección DARDIGNAC 0110
Teléfono 735 23 95
E-mail teatrobellavista@llovetproducciones.cl

Género Comedia - Musical
Título Los Quintana “Cabaret Tropical”
Autor CREACIÓN HERMANOS QUINTANA
Director DAVID QUINTANA
Elenco David Quintana, Fernando Quintana, Carlos Chacón, Paula Valdivieso, Nicole Ortiz,
Actor invitado Chistian Zúñiga
Reseña Es una comedia de humor desbordante. Esta vez rinden un homenaje a la cuba musical de los años 50, la obra esta llena sonidos tropicales, el bolero, el Mambo y el Cha-cha-cha se toman el escenario, y al igual que en su anterior montaje, hacen gala de un humor blanco, rutinas en la que desfilan personajes de los mas distintos estilos, y más de 50 cambios de vestuario.

Duración 1HORA 10 MINUTOS
Horario VIERNES, SÁBADO :23:00 HRS (HASTA JULIO 2008)
Precios $5.000.- GENERAL

www.gaymagazine.cl

Lo bueno de llorar


En su corta pero interesante trayectoria, el cineasta chileno Matías Bize ha apostado hasta ahora por contar cosas que se puedan mostrar en cámara; con historias como la de la novia que en tiempo real y sin cortes termina con su novio durante el día de su boda, o la de la pareja de extraños que empiezan a conocerse en un motel. Más allá de las obvias diferencias de presupuesto y ambición que tenían estas cintas, las une la vocación de que todo lo interesante e importante de la historia nazca, se desarrolle y muera en un solo episodio exhibido en estricto orden cronológico.

El haber ganado el Festival de Valladolid con En la cama, le abrió a Matías Bize la posibilidad de filmar una película en España, con actores y técnicos de ese país. De ahí salió Lo bueno de llorar, que en cierta manera parece desprenderse voluntariamente de la premisa que animó a sus cintas anteriores. Esto se expresa en que esta historia de una pareja en disolución descansa demasiado en un pasado que no vemos y que no logra hablar con la claridad suficiente cuando se empieza a expresar con palabras. Vaya paradoja.

POCAS PALABRAS

El largo y lento travelling donde vemos a Vera (Vicenta N’Dongo) y Alejandro (Àlex Brendemühl) sentados en un restaurant sin nada que decirse, abre la película y en cierto sentido la sostiene en su apuesta de apelar al silencio y a la mera expresividad de sus rostros derrotados. Ese largo inicio es lo suficientemente elocuente como para explicar la instrospección de cada uno de los protagonistas, que ya ni siquiera escuchan lo que pasa frente a ellos –mientras van en el metro de Barcelona– debido al dolor y al agobio mental que el cineasta trasmite con los primeros planos de sus rostros y una música que se come el sonido ambiente.

Con estos recursos, toda la historia pasada de esta pareja se convierte en una presencia tácita y poderosa, pero que debe hacerse explícita en algún momento. Cuando la pareja empieza a conversar, lo que surge es el fantasma de los hijos que no tuvieron en sus muchos años juntos, pero siempre desde una manera más bien lateral y elusiva de la razón última por la que las cosas se dieron de esa manera. Él, con una historia inverosímil en un aeropuerto; ella, con una historia harto más poderosa, donde revela ser mucho más asertiva que él. Ambos saben que ese paseo por la ciudad es el funeral de su relación; y también lo saben sus amigos que comparten con ellos durante un cumpleaños.

La noche de Barcelona está filmada para resaltar la dimensión fúnebre del paseo de Vera y Alejandro, quienes se encuentran en las calles con unos pocos episodios y seres extraños (que les brindan algo de diversión momentánea y algo más). Las calles, puentes y supermercados desiertos de Barcelona bien parecen funcionar como un enorme cementerio al que se va a caminar, a la vez que sus habitantes son los fantasmas que lo recorren.

NO SE VE NI SE ESCUCHA

No obstante, el escenario, los diálogos y lo que se sugiere del pasado de la pareja no terminan de armar una semblanza completa de la situación que estamos viendo. En la segunda mitad de la película, ésta se desmorona porque lo que ocurre en pantalla no tiene un sostén en aquello que no se dice de esta pareja, y que surge en algún momento de la historia, pero sin mucho efecto clarificador. Es como si la película hablara en clave sin que exista una forma de acceder a las dinámicas y a las interacciones que esta pareja construyó durante años, y que parecen tan importantes para lo que termina ocurriendo al final de la película.

Queda la sensación de que todo lo que viene a partir de cierto momento necesita una explicación que la película no da, tal vez porque apostó erróneamente a que sería capaz de mostrar esos lazos invisibles (“los torrentes de amor”, de Casavettes) operando durante el largo peregrinar de Alejandro y Vera que culmina al amanecer. Y sin embargo, no se ven ni se escuchan por ninguna parte.

Juan Pablo Vilches (El Mercurio)

Lemebel


Seguro se acuerdan de Pedro Lemebel,el poeta chileno que pasó por Buenos Aires a todo plumas e ironía y sin dejar de hablar de los muchachos.Si se acuerdan bién,sabrán también que Lemebel es hombre que militó en la resistencia a la dictadura pinochetista reivindicándose poeta,travesti y pobre.Sabe poner el dedo en la llaga Lemebel,sabe incomodar.Y ahora lo hizo otra vez. En Chile hay cuatro dirigentes mapuches presos desde 2.002 por "actos terroristas",según una ley de tiempos de Pinochet.En 2.005 fueron condenados a diez años de cárcel,acusados de un incendio que en 2.001 destruyó 100 hectáreas de bosque de la empresa forestal Mininco,en el sur de Chile.Los dirigentes hacen una huelga de hambre esperando un indulto que no llega.Por eso,este Lemebel,que sabe incomodar,escribió este 31 de Diciembre:" Setenta y tantos días llevan mis hermanos mapuches en huelga de hambre,y este país glotón saciándose con sus cenas de fin de año,con sus banquetes de palacio por la cumbre,por las reuniones de mantel largo que se les dá a las visitas imperiales que vienen a degustar el salmón al pil-pil,el charquicán fru-fru o las papayas con albahaca que les ofrece la presidencia" Y:" A los comuneros mapuches les enrejaron el cielo.Un estremecimiento de tripas marcará la medianoche.La carne se quema en el horno,la champaña con helado se derrite con el calor.El vahído de una náusea ancestral distorsiona el himno patrio que se escucha en casi todos los hogares chilenos".
Sacado de revista Ñ ,de B.Aires

Isidora Aguirre


En esta "Casa de Asterión"que me ha tocado cuidar por un tiempo (aún no sé cuanto) transitan numerosos personajes. Antes que todo, tengo que aclarar que esta casa no es la misma que habita el verdadero Asterión, en el cuento de Borges. Esta es mucho más modesta, llamémosla "la casa de campo de Asterión", por ahora. Está armada con las sobras de la otra, aquella, la de las habitaciones infinitas, aunque acá también existe una cantidad indeterminada de ellas prefiero pensar que tienen un número preciso; en estas habitaciones me he encontrado con personajes que, por lo general, me sorprenden. Como aquel pintor que hacía un racconto de los últimos años del arte conceptual y experimental chileno, no sin antes haber bebido un par de botellas de ginebra (cosa muy poco chilena a mi entender), o esa vez que me encontré con el fantasma de esa fascinante mujer que me obligó a olvidarme de las otras, me refiero a Teresa Wilms.

Hoy bajaba por una de las escaleras, distraído como siempre, intentando buscar algo en qué matar la lentitud del día, y me encuentro con una mujer, de figura pequeña, sentada en la cabecera de la mesa que suelo ocupar para cenar, no sólo me sorprendió sino que también me irritó, así que me acerqué con la peor cara que puedo tener y me paré frente a ella; me percaté que era Isidora Aguirre, sí, la dramaturga que escribió LA PÉRGOLA DE LAS FLORES, está con una copa de vino en su mano y la botella puesta en la mesa, no hace caso a mi enojo, al contrario sonríe y me invita a sentarme a su lado. De la nada aparece otra copa y un cenicero. Sabe de mi soledad en esta casa y yo no resisto a decirle afligidamente: Por favor, Isidora, conversemos.

Ella sonríe y acepta, menciona que le vendría bien conversar un rato ya que espera a alguien, pero me solicita que por favor, no hablemos sólo de teatro, no de esas cosas que todo el mundo le pregunta. En mi desesperación por buscar algo nuevo, mi mente da un salto cuántico y le digo que el primer nombre que se me viene a la cabeza al verla es el de María Tupper, ella se sorprende y pega un salto también, se moja los labios en la copa mientras sonríe. Suspira y me dice: María Tupper fue una gran mujer, ¿cómo la conoció?. Yo mantengo un silencio sepulcral y observo que sus ojos se llenan de recuerdos mientras mira al techo. "Sí -vuelve a decir- María Tupper ha sido la mujer más influyente en mi vida, mi madre".

"Ella fue una pintora muy apasionada por lo que hacía, pero siempre estuvo muy al margen de todo el movimiento artístico chileno, a pesar de que ella tiene obras en varios museos. Y tuvo un gran prestigio y grandes maestros, ¿quiere que le cuente algo ?" Yo no alcanzo a decir nada cuando ella comienza con su historia. Intentaré relatar mi encuentro con esta mujer, aunque resulte tan fragmentario como una conversación o como mis recuerdos.

De su madre (con los ojos llenitos de recuerdos)

María Tupper Huneeus, pintora y madre de Isidora, vivió entre los años 1894 y 1965, con ella se inicia en Chile una corriente, definida en esa época como neoprimitivismo. Sus maestros fueron dos destacados pintores, Juan Francisco González (1853-1933) y el ruso Boris Grigoriev (1886-1939), contratado el año 1928 como profesor de Pintura en nuestro país. Las biografías encontradas por ahí la destacan como una alumna sobresaliente y permeable a las didácticas del docente. El maestro González era muy amigo de María Tupper, en ese contexto Isidora lo conoce, entre sus recuerdos más vivos están las jornadas de pintura que realizaban junto a su madre en los puentes del Mapocho , salían con un pisito de tres patas que él tenía, con cuero, que se desarmaba y quedaba como un bastón y con su caballete. Él bien alto y la pintora, gordita, más bien baja y muy alta de pecho; ahí pasaban las horas contemplando y pintando los paisajes de la cordillera. Es por eso que los primeros cuadros de Tupper tienen una influencia clarísima de Juan Francisco González.

Cuando Isidora contaba con 14 años, González decide poner fin a su vida, aunque no sería la última vez que supo de él, ya que reproduce una carta suya en su libro DOY POR VIVIDO TODO LO SOÑADO, donde el maestro aconseja a María Tupper, ya que ella se encentraba sobrepasada por los paisajes de Quilquilco, lugar cercano a la ciudad de Victoria, donde la familia pasaba sus vacaciones. Isidora recuerda que un poco más cerca de la cordillera, se veían los pumas en la noche y tempestades eléctricas que eran terribles.

La Casa de los Espíritus (lecciones del más allá)

Entre las peculiaridades de María Tupper estaba la de ser espiritista, o practicar el espiritismo, se reunían con un grupo de amigas en su casa, la cual quedaba ubicada en Rozas, entre Manuel Rodríguez y San Martín, donde ahora se encuentra el Teatro Teletón, en Santiago. Entre las concurrentes estaban las hermanas Morla (Ximena y Carmen) e Isabel Barros, abuela de la escritora Isabel Allende. Ximena Morla era quien quedaba en trance e Isidora, la más pequeña de las asistentes, tenía la misión de anotar lo que la "conectada" dictaba. Se contactaron con muchos personajes, entre ellos muchos pintores, recibiendo clases desde más allá del mismo Grigoriev, es decir, el hombre no abandonó a su querida discípula, siguió siendo su maestro a pesar del pequeño detalle de estar muerto. También recuerda que vino a la "mesa de tres partas" Jeanne Habuterne, la amante mujer que se mató por Amadeo Modigliani, ella contaba cosas fabulosas en francés, por ejemplo les contó que estando en Venecia, estudiando arte, vio a "Modi" (como ella le decía a Modigliani) en una góndola, muerto de frío, ella se sacó su pelerín , que era su capa, y se la puso para ampararlo de alguna manera, desde ese instante nunca más pudo separarse de él. También contó sobre el entierro del desafortunado pintor; ella tenía solamente un vestido bello y presentable, el cual se lo había regalado él, la prenda era de un rojo profundo y muy delgado. Con él fue al entierro, caminando por la nieve, mientras el viento implacable traspasaba la tela hasta sus propios huesos. Cuando volvió a la casa que habitaron compró veneno para ratones, porque ella comprendía que no podía seguir viviendo sin él. Al final ella se suicida, lanzándose por la ventana.

Esta es la verdadera "Casa de los Espíritus" de Isabel Allende, y más que de ella de su abuela.

El amor (una mujer apasionada)

Según sus propias palabras ella nunca fue tan bohemia, sino aventurera más bien y su larga vida (86 años) tiene como 20.000 etapas. Se casó a los 21 años, siendo virgen, con un joven Capitán de Tanque de la Guerra Civil española y partió a vivir al campo. Aprendió todo lo que una campesina puede necesitar en las labores domésticas. Pero no pudo sacarse de encima el tremendo amor por el arte que siempre tuvo y que el tipo de educación a la que fue sometida potenció.

En directo prefiere no hablar del amor, porque piensa que escandaliza a todo mundo (lo menciona riéndose). Pero menciona que siempre está ahí, en sus novelas, en DOY POR VIVIDO TODO LO SOÑADO hay un personaje llamado Palmira que tiene amores con un tal Lorenzo, esa es ella, pero la presenta como su hermana, una hermana que sale de los espejos, un reflejo de ella, una hermana virtual. En otro libro, CARTAS A ROQUE DALTON, muestra su amor por el escritor salvadoreño. En la última novela, SANTIAGO DE DICIEMBRE A DICIEMBRE, dedicada a Salvador Allende, ahí también está el amor, es muy autobiográfica claro que ella se disimula utilizando otro nombre. Y en esto del amor, tiene uno desde hace 40 años atrás, un pintor mexicano que estuvo en Chile 8 años, en ese tiempo vivieron el amor, estando ambos casados con distintas personas. Según sus palabras, nunca se casó con él, por eso el amor se mantuvo hasta el día de hoy. Abre su cartera y saca un papel, me lee un mail que le envió hace un par de días este mexicano, después de haberla llamado por teléfono: "cuando escuché su voz al teléfono, pasó una viva transparencia de aguas de río que no expresa dudas, si no una singular caricia que me hizo bajar a lo más profundo de nuestra relación". Deja de leer sonriente y guarda el mail. Suspira y vuelve a mojar sus labios en la copa, luego me dice: "Nosotros estuvimos juntos entre los 1962 y 1970, luego se casó y se fue a México, se casó con otra, pero yo estaba casada también. Yo no estaba bien con mi marido, pero estaba casada y no me quería separar. Los amores con los que uno no se casa, duran. Yo me casé 2 veces, pero las demás fueron sin Civil".

"Soy muy enamoradiza, pero nunca he tenido un amor desgraciado que no me corresponda, porque yo solamente respondo a los que me llaman o a los que me buscan. Después que yo me separé la segunda vez de mi marido. Bueno en rigor, él se fue con su secretaria, yo no me separé. Desde ese momento recuerdo que siempre me encontraba con personas menores que yo, 15 ó 20 años más jóvenes y eso causaba mucho escándalo. Yo hice de aventurera varias veces, me fui 3 veces a recorrer América por tierra, recorriendo los países, por conocer y siempre fui con un compañero joven. Tenía sus gracias ya que me llevaba los bultos, me acompañaba, me cuidaba y además era mi compañero sexualmente hablando. Bueno, en todo caso tengo una vida muy plena en cuanto al amor, yo no separo el sexo del amor".

La música (hasta Los Quincheros)

Isidora mira la guitarra que tengo colgada en la pared y la invito a cantar, ella entona una canción muy linda de la Guerra Civil Española. Vuelve a besar la copa y dice: "Yo tocaba el piano, quería ser bailarina, alcancé a estudiar danza, luego comencé a componer canciones, me costaba menos crear que interpretar, así que compuse muchas canciones, cada vez que peleaba con un pololo componía algo. Y hay discos en las que aparecen, uno en la Unión Soviética (no le quise decir que todo se había acabado, de seguro que lo sabe y prefiere olvidar) , en el que está YUYITO, una canción mía cantada por la Margot Loyola y otro en España, LA VERTIENTE también cantada por ella. Incluso, los Quincheros comenzaron sus grabaciones con una canción mía, se llamaba PARECERES y es como altiplanánica" Nuevamente comienza a cantar: "Verde arbolito, tu sombra....te miraría crecer... si fuera verde arbolito". Yo le puse un punteo araucano (pam, pam, pam, pam, pam). Ellos la aprendieron de mi profesor de guitarra, al cual yo se la había cantado, y debutaron en radio con ella e hicieron un disco, de esos '33.

Los inicios en la literatura (La Revista Familia)

"Yo cobré mis primeras platas con eso (la música), y sabe quién me impulsó a escribir en cierto modo, porque yo empecé a escribir cuentos desde que aprendí a escribir, fue la escritora Marta Brunet, quien era íntima amiga de mi madre, iba mucho a la casa, nos contaba cuentos, era una encantadora mujer. Y ella dirigía una revista que se llamaba "Familia". Un día en que vio que yo dibujaba y escribía cuentos, me dijo: "¿Por qué no tomas la página infantil"? Así comencé, al principio yo traducía unos cuentos que salían en unas revistas francesas y me pagaba por eso, yo ya ganaba algo de dinero y eso que aún estaba en el colegio, en el Juana de Arco.

Un día, se me acabaron de repente los cuentos franceses, y no tenía qué publicar esa semana, así que decidí escribir mis propios cuentos. Junté 8 cuentos para niños, escritos entre los 16 y los 18 años, mi papá los leyó y me dijo: "oye son muy buenos tus cuentos, ¿por qué no los ilustras y yo te los publico?", así que hice las ilustraciones en colores con gouche y unas anilinas que mi papá me regaló, unas alemanas que eran unos papelitos que yo los ponía en agua y daban unas cosas muy luminosas. Mi papá hizo un contrato en Zig Zag. Todos sufrimos, porque en Zig Zag era primera vez que imprimían en colores, estoy hablando de hace 60 años atrás, entonces los colores impresos eran extrañísimos, al final, entre tantas pruebas salió el libro, ni siquiera puse que lo había ilustrado yo, no se me ocurrió, puse MEMÉ AGUIRRE, 8 CUENTOS. En este momento tengo un solo ejemplar al cual le saco fotocopias para mis nietos y mis bisnietos. Tengo 4 hijos, 8 nietas; las mayores ya están casadas y tienen sus hijos, así que voy en el bisnieto número 11 y seguirán naciendo porque todavía tengo varias nietas no casadas, espero sobrevivir".

El Teatro y La Pérgola de las Flores (caímos en lo de siempre)

No pude resistir la tentación (no quise) de preguntarle por LA PÉRGOLA DE LA FLORES; la verdad, le pregunté si sentía que la obra la había superado como Isidora Aguirre, ya que muchas personas conocen la obra, pero, en el fondo piensan que se escribió sola, o que siempre estuvo ahí, como las leyendas. Ella, como toda la tarde-noche besó la copa y comenzó:

"Una vez, un chofer de taxi me dijo que él creía que la obra se había escrito sola y ¿cómo le pregunté?. Bueno, -dijo- yo pensé que habían tomado cosas de la realidad y las habían puesto encima.

Esa obra me costó tanto, porque me la pidieron cuando estaba muy pobre y necesitaba ganar algo de dinero y me tenté por la plata, tengo que confesar que era una obra que no me tincaba, ni siquiera el tema, también encontraba ridículo que en medio de la obra los actores se pudieran a cantar, tampoco me gustaba Pancho Flores y para peor, no conocía la comedia. Pero una de las razones que me impulsó a aceptar el encargo, aparte del dinero, fue saber que la iba a dirigir Eugenio Guzmán, y yo en él me afirmaba mucho.

Me costó mucho escribir la obra, yo me tuve que documentar excesivamente, iba todo el tiempo a hablar con las pergoleras, me paraba al lado de los puestos para escuchar cómo hablaban, qué palabras utilizaban, me leí todas las revistas que se editaron en el año en que pasan los acontecimientos de la obra.

Ahora, con respecto a qué me pasa con la obra, yo siento que cuando uno escribe una obra, es de uno, muy personal, mientras está en el papel. Pero cuando está en manos del director ya es menos de uno; cuando está en el ensayo todavía es de uno, porque en el caso mío la sigo trabajando; pero cuando se estrena la obra pasa a ser de los actores y del público, nunca del autor. Que la Pérgola me haya superado o no, es algo que está ahí al lado mío, no está dentro de mí. Yo cuando la veo nunca pienso que yo la escribí. Eso sí, a la Pérgola le debo muchas cosas, por ejemplo, una vez quería salir del país, en 1974, me hicieron un interrogatorio los agentes del Estado de esos años, porque me tenían fichada, yo militaba en el Partido Comunista, aunque nunca me aprendí La Internacional, y serví muchas veces de enlace con gente del MIR, además de asilar a personas de izquierda. Por eso me interrogaron tanto en esa oportunidad, yo ya estaba cansada y le pregunté al agente: ¿Y estoy fichada por eso?

Señora Isidora -me dijo- usted no está fichada. Todo Chile se saca el sombrero ante la autora de la PÉRGOLA DE LAS FLORES. Cómo no voy a estar agradecida de la PÉRGOLA DE LAS FLORES, además me ha dado plata.

Pero para mí lo gratificante son los pequeños detalles que dan las obras, por ejemplo, en RETABLO DE YUMBEL, que habla de los desaparecidos durante la Dictadura de Pinochet, como público fueron los familiares de ellos, esos mismos parientes que me dieron los datos para poder escribir la obra y al escuchar que estaban nombrados todos sus parientes desaparecidos, me abrazaban con amor, con felicitaciones, con lágrimas. Con la obra LAUTARO, los Mapuches me agradecieron que yo hablara bien de ellos, me pasó lo mismo con los campesinos, siempre están mis personajes en platea, también las pergoleras; la primera función de la PÉRGOLA DE LAS FLORES fue solamente para ellas y cada vez que los actores decían: ¡Viva la Pérgola! se paraba todo el teatro y gritaba ¡Viva la Pérgola!.

En una función de LOS PAPELEROS, se subió una mujer al escenario, indignada y comenzó a gritar: "¡Por qué no viene más gente, primera vez que hablan sobre nosotros y dicen la verdad!", y me proponía que su marido repartiera papelitos en el estadio para que viniera más gente a ver la obra.

Con la Pérgola me pasa algo raro, cuando la gente me conoce, tiende a felicitarme por mis obras, por ejemplo me dicen; "MANUEL RODRÍGUEZ la escribió usted, qué buena su obra". LAUTARO, qué lindo, me dicen, me felicitan muy sinceramente y es lindo recibir ese aplauso, pero cuando digo que yo soy la autora de la PÉRGOLA DE LAS FLORES, me miran como un fenómeno, no me felicitan, se quedan así (tiesos), es muy cómico, la obra se convirtió en un mito.

Los objetos sagrados (La bendición)

Isidora sigue recorriendo la habitación con su mirada, se detiene en mi colección de mates (tengo unos muy lindos en realidad). Ante lo cual aprovecho de preguntarle si tiene algo de fetichista con algún objeto sagrado en su vida, ella, responde que sí, que le sucede eso con la figura de su madre, que hasta el día de conversa con ella. Y me señala una medalla que cuelga de su cuello y dice: "esta medalla me trae suerte también, aunque en realidad es un aro mapuche auténtico, me la regaló un amigo argentino. Soy fetichista en ese sentido, cuando mis hijos viajan se las paso así (recorre su frente con el objeto) para que les vaya bien".

En ese momento aparece una niña con un regalo e Isidora exclama: ¡Qué bueno!, es para mi . Al abrir el regalo dice: ¡Justo lo que no tenía, ando con unas medias rotas! Saca dos pares de medias de la bolsa y se para de su asiento, toma su aro mapuche y me lo pasa por la frente en silencio e ingresa a una habitación con la niña, sé que no volverá, de estas habitaciones las personas pueden pasar a donde quieran y por lo general no vuelven. Esta casa siempre termina dejándome solo, pero le agradezco por permitirme conocer a personas de verdad.

Basado en Entrevista a Isidora Aguirre. Muñozcoloma.

Pablo de Rokha

ORACIÓN A LA BELLEZA

El mundo está llorando RECIÉN nacido, oh! divinidad del sueño, y tú arrullas maternalmente, maternalmente al pequeño idiota RUBIO, con el problema azul de las últimas canciones...

* * *

A compas del minuto evolucionas, y eres eterna e INMUTABLE; tu actitud asciende al PULPITO ideal de las estrellas y SANTIFICA los excrementos del asno, nivela los fenómenos, el bien y el mal; y tus pies, llenos de claridad, caminan sobre el dolor mineral de los pueblos colmando de verdades la milenaria y vil, errante voz «del animal HUMANO»

* * *

Conmoción religiosa, trágica, dyonisiaca de la substancia INNUMERABLE, espíritu del universo y pan del TRISTE, pan del TRISTE, belleza, raíz de Dios, —el temblor de su dedo enorme, la nocturna luz MUERTA de sus pupilas inexistentes—, mujer que enloqueciste con tus caricias al mas GRANDE de los poetas: Satanás.

* * *

Lo verdadero es múltiple y tú UNA y MUCHAS, MUCHAS; tus axiomas son absolutos frente a la vanidad del conocimiento, floreces por encima de la verdad y constituyes, sollozando, la VERDADERA sensación del COSMOS.

* * *

Ha treinta épocas, ha treinta épocas, tu ilusión temblaba en los ELEMENTOS del orbe. —ERES anterior a la materia,—hoy, iluminas el capullo irremediable de sus consecuencias, sus resultados conclusiones: el automovil A LA LUNA, la pálida locomotora hija de metales grises, la hulla y las aguas eximias y egregias, los aeroplanos errantes, y las oscuras multitudes, las oscuras multitudes, las oscuras multitudes revolucionarias conmoviendo LA SOCIEDAD

* * *

Belleza, prolongación de LO INFINITO y COSA inútil, belleza, belleza, madre de LA SABIDURIA, colosal lirio de aguas y humo, aguas y humo sobre un ATARDECER, extraordinario como el NACIMIENTO de un HOMBRE... —¿Qué quieres conmigo, belleza qué quieres conmigo?.. ... ...

Celedon


Aunque desde hace algún tiempo, el director del Teatro del Silencio ha quebrado su propia regla incluyendo la palabra hablada (o gritada, o susurrada) en sus montajes, en una particular búsqueda de "integrar la poesía en el gesto" el sonido de su Silencio no podría irrumpir gratuitamente. A Mauricio Celedón las palabras, en plural, parecen incomodarle. Las palabras con que se fija o se delimita una realidad siempre múltiple e inabarcable. Y tal vez por eso usa pocas, para no distraer la esencia. Y las sostiene con una mirada que atraviesa.

- Sorprende el nivel de producción del montaje: la escenografía, el vestuario, la dirección de arte en general, la música en vivo, el sonido. ¿Crees que eso responde a que se trabaja al nivel de los estándares europeos, o es una exigencia personal?

Todo se reduce a rigor. El rigor para mí es fundamental. El rigor implica pasión, si no sería una regla, como ir al colegio, que no sirve, Y también compromiso: Tú eliges. Todo se puede lograr.

- ¿Y eso es suficiente para partir a buscarse la vida a Europa y llegar a ser reconocido y consagrarse internacionalmente?

Para mí no hay nada consolidado. Todo es un proceso de preparación, en el que están en juego tus elecciones, la vida que tú eliges. Hay un ámbito del ser y otro del hacer. Yo le doy prioridad al hacer. Aprender haciendo. Mi combate por la vida y por el arte todavía no se ha terminado.

- ¿Cómo obtuviste la certeza de tu camino artístico, de tu propuesta con el Teatro del Silencio?

La certeza no es otra cosa que lo que aprendí. Y es que el teatro es un servicio social. El lenguaje está otorgado para poder cambiar las cosas. Eso siempre lo he tenido claro.

- Saliste de Chile hace casi 15 años. Te formaste mucho en Europa. Trabajaste con Marcel Marceu, en Francia estudiaste con importantes maestros…¿Qué de Chile te alimentó? ¿Qué reconoces como bases y raices? Todas las bases vienen de acá. Si estamos haciendo tanto teatro, es porque en este país hay una verdadera tradición de teatro que nos alimenta. Si no hubiera existido Ictus, tal vez no estaríamos haciendo esto. En mi caso, mis antecesores fueron González, Osorio. Pero más allá de eso creo que el "Chile, país de poetas" se traduce fácilmente a "Chile, país de teatro". - ¿Qué elementos propios del patrimonio y la identidad chilena se integran en tu trabajo? Bueno, el patrimonio está en esa tradición teatral. En todo caso, los conceptos de patrimonio y de identidad me parecen ultra limitantes. Siento que han sido demasiado manoseados por la dictadura. Lo importante es que en el mundo las fuerzas culturales están siendo comunes. Todo se mueve muy fuerte hacia ese lado. No existe tanta diferencia de un país a otro. Los océanos no nos separan de ninguna manera. Este país está inserto en el mundo porque ha sido protagonista de una historia muy fuerte. Y esa historia no se va a olvidar. - ¿Pero no crees que es importante querer y conocer lo que uno es, lo que fueron sus antepasados, para poder proyectarse y para poder crear? Claro. Uno tiene que respetar lo que es. La identidad es un asunto geosocial. Tiene que ver con el territorio en donde naces y te crias. Por lo tanto es imposible separarse de ella. No es necesario ni decirlo. Está dada. - Pero parece que cada vez a los chilenos les gusta menos ser chilenos… Al hombre lo único que le interesa es ser un hijoeputa rico con un poder comparable al de un mafioso de Nueva York o de Hong Kong. Ese es otro asunto. - ¿Tienes proyectos de regresar a Chile y hacer escuela? Sí. Me gustaria volver y hacer escuela. Pienso que este país sufre muchos problemas, como la salud y principalmente la educación. Lo que estoy haciendo es una verdadera preparación. Me gustaria participar en esa reforma con una conciencia de humanidad, no de país. Podemos ser protagonistas de cambios radicales que, si se generan, van a ser al servicio de todos.

Godard


Godard es un cineasta prolífico. Así lo demuestran sus numerosos largometrajes y también sus incursiones en el terreno de las películas de corto o mediometraje, ya sean impulsadas por iniciativa propia o formando parte de filmes colectivos. Antes de su primer largo, Godard realiza tres cortometrajes y a partir de À bout de souffle alternará filmes de larga y corta duración hasta hoy en día —durante las décadas de los setenta y ochenta será proclive a filmes-ensayo, realizaciones para televisión, scenarios, etc, que optan casi siempre por el medio formato—. Por tanto, hacer un repaso de sus filmes pequeños resulta una tarea igualmente compleja y extensa, que enfrentarse a sus largos.

Si aceptamos la limitación de este estudio —el “primer Godard”, hasta finales de la década de los 60 (aunque en este período podríamos hablar probablemente de dos o tres godards distintos)—, serán 12 los cortometrajes realizados, siete de ellos para filmes colectivos. Los cinco primeros: Operation Béton (1954), Une femme Coquette (1955), Charlotte et Veronique, ou Tout les Garçons s’appellent Patrick (1959), Charlotte et son Jules (1960) y Une histoire d’eau (1961) codirigido éste último junto a François truffaut, responden a una misma voluntad de sencillez y falta de pretensiones, y funcionan más como demostración del impulso de filmar que como afirmación autoral. Todos ellos comparten una necesidad de naturalizar los personajes y espacios que se filman, abriendo nuevas perspectivas en la gravedad del cine francés de la época (cine de qualite). Todos ellos retratan a jóvenes personajes femeninos y masculinos en juegos de parejas, trazando espontáneos encuentros y desencuentros en las calles de un Paris que comienza a exhibirse con naturalidad. (Si bien Operation Béton es una excepción, pues en su primera filmación Godard se acerca de un modo más tradicional al documental).

Uno de los elemenos claves de estos primeros filmes es el estrecho sentido de colaboración que desprenden. Auí podemos hablar realmente de la formación de un movimiento. Godard que siempre se ha alimentado de otros artistas incluyendo citas, cameos, referencias directas a música, pintura, etc. dentro de sus creaciones, busca mediante la colaboración con sus compañeros de generación trazar nuevas líneas de aprendizaje junto a Rohmer (suyo es el guión de Charlotte et Veronique), Truffaut (co-director de Une Histoire d’Eau), etc.

Godard está probando sus instrumentos, midiendo la distancia que le llevará a realizar A bout de soufflé. Así, las relaciones de Jean Paul Belmondo y XX en Charlotte et son Jules, o las compañeras de piso de Charlotte et Veronique anticipan las escenas con Jean Seberg en su primer largometraje. Los modos de relacionarse entre personajes, y de estos con su entorno mediante los libros, la cultura pop, y el modo de regurgitar la tradición del Hollywood clásico en sus imágenes/comportamientos ya está presente en estos momentos.

La segunda fase de sus películas cortas vendrá ya de la mano del reconocimiento como autor colaborando en varios filmes de capítulos. En éstos cobrará más importancia el planteamiento de un concepto o idea que la mera voluntad de disponer unos personajes en un entorno determinado para filmarlos.

En La paresse, su cortometraje realizado para Les Septs Péchés Capitaux (1961), dirige a Lemmy Caution en un jocoso análisis alrededor de la pereza. Caution es un actor de éxito y no puede evitar seducir a las mujeres, pero finalmente debido a su pereza termina por abandonarlas. Los trabajos del amor son demasiado agotadores.

El amor y sus derivados (ciertas formas de prostitución, la fidelidad, etc.) serán las referencias principales alrededor de las que giren prácticamente todas sus películas cortas. En Il nuovo mondo incluido en Rogopag (1962), realiza un primer y particular acercamiento a la ciencia ficción que desarrollará de modo más amplio en Alphaville. Una explosión nuclear en las afueras de Paris provoca que sus habitantes comiencen a comportarse de modo extraño. Nuestro protagonista, incapaz de aceptar el progresivo distanciamiento de su pareja, verá expresadas sus insatisfacciones a través de estos elementos externos. Los elementos barajados ya son puramente godardianos. Los zombis se reconocen (como si se tratase de una versión humorística de The body snatchers) por ser incapaces de realizar frases complejas o por confundir palabras, y por consumir medicamentos de modo compulsivo.

En Le grand escroc, incluido en Les plus belles escroqueries du monde, Jean seberg se convierte en una joven cineasta americana que viaja a Marruecos donde tratará de averiguar cuáles son las fronteras entre la realidad y la ficción y las máscaras de la sociedad. Godard ensaya mediante el uso e la voz en off y el montaje de sonido se acerca cada vez más a su etapa de madurez.

Para el filme colectivo Paris vu par… realiza Montparnasse-Levalois, Godard compone un curioso filme. En él se dan cita elementos de una sencillez (la propia trama) que remite a sus primeros trabajos, y por otro avanza líneas de trabajo desarrolladas a partir del 68. Será el primero realizado en color y en él orquesta una pequeña historia de enredo definida en los títulos de crédito como un Action-Film, en relación a la action-painting o la action-sculpture de la que habla uno de los personajes, en los que se une el azar de forma voluntaria en la creación artística. Godard será el instigador, el que lanzará las piezas al aire: la historia, los personajes, los espacios. Posteriormente serán los propios actores quienes desarrollen estos elementos y especialmente los Hermanos Maysles (dedicados casi en exclusiva a desarrollar el cine documental, cinema-verité, en lso sesenta) quienes tomen las elecciones a la hora de filmarlos.

Godard retoma en estos momentos la colaboración como elemento fundamental a la hora de trabajar, como demostrará en sus filmes políticos de finales de los sesenta y setenta. Como en Charlotte et Veronique en la que teníaos el fondo puramente Rohmer y las formas incipientes de Godard, en esta ocasión tenemos un fondo-godard confirmado por una forma-maysles.

Anticipación. Con la llegada del cine militante Godard desarrollará sus ideas en Loin du Vietnam, los Cine Trats, etc.