Peter Sellers


 


Lo dijo en una entrevista: "Carezco de personalidad. No soy nadie. Si me piden que interprete a Peter Sellers, no sabría: por suerte, trabajo tanto que pocas veces tengo que representarme a mí mismo". 

¿Otro caso de actor loco? Algo parecido. Creyéndose vampiro, Bela Lugosi se consumió en la morfina. Vivien Leigh fue carne de manicomio; Judy Garland, esclava de los antidepresivos. Sellers, simplemente, no se soportó a sí mismo: acostumbrado a tomar prestadas vidas ajenas, no terminó de encontrarse. 

 Su origen, en cambio, está claro: Southsea, un costero pueblo británico. En el hogar soplaban dos vientos: el del Canal de la Mancha y un segundo, huracanado, que afectó desde pequeño a Sellers: la voz de su manipuladora madre. "No te rindas", le decía, "o serás un fracasado". Los Sellers sabían qué significaba esa palabra: nunca triunfaron como actores, pero criarse entre bambalinas orientó al joven Peter, que ni en el Ejército desperdició la oportunidad de actuar: formó una compañía cómica y, con su falso uniforme, alardeaba en la cantina de absurdas hazañas bélicas. La RAF, además, lo llevó a la India y Birmania, donde aumentó su colección de acentos. 
Payaso malo 
Además de esas armas de actor, Sellers acaparó trenes eléctricos, coches de lujo y mujeres. Pero antes se curtió en un programa radiofónico de la BBC: 'The Goon Show', al que consiguió acceder imitando, por teléfono, la recomendación de peces gordos de la farándula. El productor tuvo suerte: en Sellers encontró una mina, un inagotable torrente de chistes, personalidades y voces. Un cómico desopilante que después saltaba al cine. Aunque su debut fue con 'Penny Points to Paradise' (1951), el éxito le llegó en 1955, con 'El quinteto de la muerte'. En la cinta, un clásico de la comedia británica, su personaje de asesino torpe sugiere los rasgos que lo harán diferente: algo siniestro, inquietante, oscuro, late tras la catarata de risas. Sí, es un payaso, pero algo nos dice que no es el payaso bueno. 

 Las tinieblas, sin duda, venían de la vida real. A su primera mujer, Anne, la dejó en cuanto le llegó la fama: sus hijos se vengan en alguna biografía desvelando su crueldad. Tampoco dejó un gran recuerdo en Britt Ekland, su segunda esposa, a la que pegó, introdujo en la cocaína e intentó hacer abortar. A su lado, Sellers sufrió trece infartos, a los que sobrevivió de milagro: escondido tras alguna de sus muchas máscaras, Sellers logró darle esquinazo a la muerte. 
Las crisis cardiacas le impidieron terminar de rodar 'Bésame, tonto', de Billy Wilder, pero Hollywood ya le había pescado: en 1963 Sellers se convertía en el cómico más conocido del mundo gracias a 'La pantera rosa'. Dirigía Blake Edwards, autor de 'Días de vino y rosas' y 'Desayuno con diamantes', y Peter Ustinov había renunciado al papel del Inspector Closeau: Sellers y Edwards se odiaban, pero filmaron varias entregas más y, sobre todo, terminaron haciendo la magistral 'El guateque' (1968). 
Pese al éxito, nunca se entendieron: "Supe que tenía delante un psicótico desde que lo conocí", dijo Edwards. Sellers, alucinado por las drogas, la masonería y un asesor espiritual, llegaba al rodaje con mensajes mesiánicos: "Ya sé cómo resolver la escena, Blake, anoche me lo dijo Dios". Edwards lo traicionó estrenando, tras morir el actor, una última entrega de 'La pantera rosa' hecha con escenas sobrantes de las anteriores: "Es la primera vez que he trabajado tranquilo con Sellers" dijo, chistoso y cruel, el director. 

Si lo bordó con Edwards no lo hizo peor con Kubrick, con quien rodó 'Lolita' (1962, y donde Nabokov lo piropeó) y 'Teléfono rojo: ¿Volamos hacia Moscú?' (1964), por la que recibió una de sus tres candidaturas al Oscar. Nunca lo ganó (a la estatuilla suele gustarle más que la hagan llorar que reír), aunque volvió a rozarlo con 'Bienvenido Mr. Chance' (1979). En la cinta, uno de sus últimos títulos, Sellers muestra mucho de sí mismo encarnando a un niño grande que, a base de decir tonterías, logra que todo el mundo lo admire. El penúltimo disfraz de un tipo que, entre sonrisas y lágrimas, murió del enésimo infarto hace 30 años: nos legó su voz, su cara, su lúgubre engranaje de máquina de hacer risas. 

Sellers definido según Peter 
Casi lloró en un plató televisivo cuando le preguntaron sobre su propia vida: tras una fachada de bromas, Sellers era un hombre inseguro, neurótico e infeliz. Algunas de sus frases traslucen su pena: "Soy como todos los humoristas", dijo en una ocasión, "sólo soy divertido cuando estoy trabajando". O una reflexión todavía más triste: "Soy un fantasma. Alguien irreal. Hasta que me hago de carne y hueso en la gran pantalla".





“No tengo personalidad propia. Por eso jamás podré llegar a ser una verdadera estrella. Soy un actor de personajes. No podría ser Peter Sellers del modo en que Cary Grant es Cary Grant, porque no tengo una imagen concreta de mí mismo. Me miro al espejo y lo que veo allí es a alguien que nunca creció del todo: un tipo sentimental e imprevisible que alterna las grandes alturas con las más oscuras profundidades. Puede sonarte divertido, pero cuando estoy preparando un determinado rol es como si el rol hiciera el rol; no sé si me entiendes. Así que cuando alguien me dice ‘Estuviste genial en tal película’, yo siento que tendrían que decírselo al personaje y no a mí. Es por eso que cada vez que termino un film me invade una terrible sensación de pérdida de identidad. Entonces no sé quién soy ni qué hacer. Si alguna vez hubo alguien detrás de la máscara, me temo que, para bien o para mal, lo extirpé hace tanto tiempo mediante cirugía mayor.” 

Peter Sellers.
Actor inglés nacido el 8 de septiembre de 1925 en Southsea (Hampshire) y fallecido el 24 de julio de 1980 en Londres. Su nombre completo era Richard Henry Sellers.
Criado en el seno de una familia de actores de vodevil, con apenas dos días de edad salió ya al escenario de King’s Theatre. Pasó toda su infancia de gira con sus padres, y así se encariñó con el mundo teatral, aunque aspiraba a ir más allá del género con que había triunfado su familia. En su juventud asistió a clases de danza en Southsea y Londres, y a comienzos de la década de los cuarenta comenzó a ir de gira con bandas de jazz, tocando la batería, el banjo y el ukelele. Al cumplir los dieciocho años fue reclutado en la Reales Fuerzas Aéreas Británicas, convirtiéndose en el showman oficial de la RAF, en donde, entre 1943 y 1946, hizo actuaciones cómicas y musicales para los soldados. Al finalizar la guerra, intentó entrar a trabajar para la BBC, pero sus múltiples entrevistas no dieron resultado, hasta que Roy Speer, un productor de radio, le contrató para hacer un sketch en directo. A partir de entonces fue un colaborador asiduo hasta que estuvo preparado para pasar al cine.
Comenzó en 1950, poniendo la voz al personaje de Alfonso Bedoya en La rosa negra, una película de Henry Hathaway basada en la novela de Thomas B. Costain, que protagonizaron Tyrone Power y Orson Welles. Su primer papel importante fue en El quinteto de la muerte (1955), una comedia compartida con Alec Guinness y Herbert Lom, una de las más negras rodadas en el seno de la Ealing, que precisamente ese año fue vendida a la BBC. El guion fue nominado al Oscar y ganó el BAFTA británico. En 1956 Sellers le puso la voz a Winston Churchill en El hombre que nunca existió, premio BAFTA al mejor guion. A mediados de los cincuenta, Sellers protagonizó algunas series cómicas de televisión, en donde interpretaba a varios personajes, al igual que había hecho con anterioridad en la radio. A Show Called Fred (1956) o Son of Fred (1956), ambas dirigidas por Richard Lester, le hicieron además ganar prestigio ante un público más numeroso, con un humor en la línea del que desarrollarían los Monty Python.
La comedia era definitivamente su género, y además su versatilidad le hacía poder interpretar a cualquier tipo de personaje, prestando incluso su voz para películas de animación como El pequeño gigante (1958), un musical dirigido por George Pal que obtuvo el Oscar a los mejores efectos especiales. Su interés por interpretar a distintos personajes dentro de una misma historia se convirtió en una marca personal. Lo hizo en Un golpe de gracia (1959), comedia bélica que protagonizó junto a Jean Seberg, y alcanzó su máxima expresión en El guateque (1968).
En la década de los sesenta decidió probar otros géneros. En Hasta el último aliento (1960), optó por el cine independiente, que bajo la dirección de John Guillermin narraba una historia de crímenes con música de John Barry. Y en 1962 llegó Lolita, adaptación de la novela de Vladimir Nabokov dirigida por Stanley Kubrick. El director tuvo que enfrentarse a las decisiones de la censura en varias ocasiones, y Sellers también tuvo aquí ocasión de interpretar varios personajes, que el guion exigía para despistar a Humbert. Para Kubrick volvería a desplegar estas habilidades en Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú? (1964), adaptación de la novela de Peter George que Kubrick rodó el blanco y negro, al igual que había hecho con Lolita. Sellers tuvo aquí la oportunidad de interpretar a tres personajes, aunque en un principio iban a ser cuatro.
Fueron años en los que Sellers volvió a las comedias, y pronto encontró el filón por el que sería mundialmente conocido. La pantera rosa (1964), de Blake Edwards, le convirtió para siempre en el inspector Clouseau, personaje que, en un principio, le había sido ofrecido a Peter Ustinov. Sellers lo creó a partir de la marca de una caja de cerillas que incluía al capitán Matthew Webb, quien, en 1875, había sido la primera persona que cruzó el Canal. Su bigote y su porte fueron caricaturizados y, para perder peso, Sellers se sometió a una dieta de píldoras durante un año. Henri Mancini se ocupó de la banda sonora, creando uno de los hitos de la historia musical del cine. El éxito de la película fue indiscutible. El mismo año de esta comedia, que mezclaba la sátira bélica con la ciencia ficción, Sellers protagonizó también El nuevo caso del Inspector Clouseau (1964), segunda entrega de la Pantera Rosa, que también dirigió Blake Edwards y que se estrenó tres meses después que la primera.
En 1964 protagoniza El irresistible Henry Orient, adaptación de la novela de Nora Johnson alrededor de un pianista al que las mujeres persiguen, que fue nominada a los Globos de Oro como mejor película. El personaje excéntrico protagonista parecía haber sido creado a medida de Peter Sellers. Su Dr. Fassbender, de ¿Qué tal, Pussycat? (1965), de Clive Donner, caricaturización del psicoanalista, le valió, asimismo, una nominación al Laurel de Oro, además de ofrecerle la oportunidad de trabajar con un guion de Woody Allen. La película fue prohibida en Noruega porque el personaje de Sellers intentaba suicidarse quemándose envuelto en la bandera de ese país.
Pronto llegó otro de sus trabajos más recordados, El guateque (1968), dirigida y escrita por Blake Edwards, quien le colocó en la piel de un actor hindú que intenta conseguir éxito en Hollywood, pero que sólo es capaz de desencadenar desastres. Rodada a partir de una serie de gags, la película se convirtió en una comedia de culto, con Peter Sellers en una de sus actuaciones más memorables, explotando al máximo su capacidad para la mímica y para la imitación de acentos.
Durante la década de los setenta conjugó sus comedias tradicionales, en las que interpretaba a diversos personajes (Soft Beds, Hard Battles, 1974, de Roy Boulting) con algunos títulos para televisión (The Last Goon Show of All, 1972), o incluso historias infantiles, como Las aventuras de Alicia (1972), musical dirigido por William Sterling en el que Sellers daba vida a la Liebre de Marzo. En 1974, diez años después de la última entrega, protagonizó El regreso de la Pantera Rosa, de nuevo dirigida por Blake Edwards, quien había planeado en un principio convertirla en una serie de televisión (tarea que recogió, sin embargo, la animación). Peter Seller fue nominado en esta ocasión a los Globos de Oro por su interpretación del Inspector Clouseau. Dos años después llegaría el cuarto título, La Pantera Rosa ataca de nuevo (1976), con el mismo director y el mismo reparto principal, demostrando que el público respondía fielmente a sus personajes. De nuevo Sellers fue nominado a los Globos de Oro.
Un cadáver a los postres (1976), de Robert Moore, da una vuelta de tuerca a las historias de detectives. Cinco famosos investigadores, reunidos en la mansión de un extraño personaje interpretado por Truman Capote, son retados por el anfitrión para resolver un crimen. Sellers da vida a uno de ellos, un oriental que le hace disfrutar una vez más de su gusto por el disfraz. La idea era caricaturizar el mundo detectivesco a través de sus principales protagonistas (así, Miss Marple, se convertirá en Miss Marbles -la expresión inglesa “loose the marbles”, 'perder las canicas' literalmente, es equivalente a “perder la chaveta”). El gremio de Guionistas de América nominó el guion original de Neil Simon.
En 1978, el quinto título del Inspector Clouseau, La venganza de la Pantera Rosa, revela que la serie comienza a flojear, pero aún así, Edwards “resucitó” a Sellers para poder rodar la última entrega, dos años después de su muerte, Tras la pista de la pantera rosa (1982), donde recogió apariciones del actor, retazos y escenas no utilizadas de títulos anteriores. Sus dos últimos títulos reales fueron Bienvenido Mr. Chance (1979), de Hal Ashby, y El diabólico plan del Dr. Fu Manchú (1980), de Piers Haggar. La primera, basada en la novela de Jerzy Koszinski, proporcionó a Sellers una nominación al Oscar y otra al BAFTA británico por su interpretación de un jardinero que trabaja toda la vida en la Casa Blanca hasta que el presidente fallece, y cuyo conocimiento del mundo le ha llegado únicamente a través de la televisión. La segunda le proporcionó su último personaje múltiple y su último trabajo; Sellers falleció ese mismo año víctima de un infarto.
El actor recibió en 1966 el reconocimiento oficial al ser nombrado Comendador de la Orden del Imperio Británico.

Filmografía

1950: Rosa negra.
1951: Penny Points to Paradise; Let’s Go Crazy (y guionista).
1952: Down Among the Z Men.
1954: Our Girl Friday; Orders Are Orders.
1955: El quinteto de la muerte; John and Julie.
1956: The Case of the Mukkinses Battle Horn (y guionista); El hombre que nunca existió.
1957: The Smallest Show on Earth; The Naked Truth; Imsomnia is Good For You.
1958: El pequeño gigante; Up the Creek.
1959: The Running, Jumping And Standing Still Film (y director, guionista, productor y montador); Un golpe de gracia; I’m All Right, Jack; Despiste ministerial; The Battle of the Sexes.
1960: Hasta el ultimo aliento; La extraña prisión de Huntleigh; La millonaria.
1961: Mr. Topaze (y director); Juego para dos.
1962: Dos frescos en órbita; Lolita; El mayor mujeriego; El honrado gremio del robo; The Dock Brief.
1963: Cielos arriba.
1964: Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú?; La pantera rosa; El nuevo caso del inspector Clouseau; El irresistible Henry Orient.
1965: ¿Qué tal, Pussycat?
1966: Tras la pista del zorro; La caja de las sorpresas.
1967: Casino Royale (y guionista); Siete veces mujer; The Bobo.
1968: El guateque; I Love You, Alice B. Toklas.
1969: Si quieres ser millonario no malgastes el tiempo trabajando (y guionista).
1970: Hay un chica en mi sopa; Simon, Simon; Amor a la inglesa; A Day at the Beach.
1972: Hasta nunca, Doctor; Las aventuras de Alicia.
1973: El optimista; Ghost in the Noonday Sun; The Blockhouse.
1974: Camas blandas, batallas duras; El regreso de la Pantera Rosa; The Great McGonagall.
1976: La Pantera Rosa ataca de nuevo; Un cadáver a los postres.
1977: To See Such Fun.
1978: La venganza de la Pantera Rosa
1979: El estrafalario prisionero de Zenda.
1980: Bienvenido, Mr. Chance; El diabólico plan del Dr. Fu Manchú.
Trabajos para televisión
1956: Son of Fred; A Show Called Fred; Idiot Weekly Price 2d.
1957: Yes, is the Cathode Ray Tube Show.
1958: The April 8th Show.
1963: The Telegoons.

Peter O'Toole


Alguien tuvo la cautela de decirle a Peter O'Toole que yo había traducido Hamlet y La tempestad. Esto le llevó a respetarme. De otro modo, no sé qué habría sido de mi entrevista. Llegaba bastante indignado de una conferencia de prensa a la española. Al parecer, las preguntas más inteligentes se referían a sus borracheras del pasado o a sus relaciones con su ex esposa, Sian Phillips, la inolvidable Livia del Yo, Claudio televisivo. La conexión Shakespeare hizo que el señor O'Toole estuviese atento y extraordinariamente colaborador. Quedó claro que no me interesaba su tormentosa vida privada. Disponiendo de una carrera tan fecunda como la suya, aquella banalidad habría resultado imperdonable. Además, por suerte para mi paciencia, el señor O'Toole sólo bebía té y había abandonado, por lo menos aparentemente, los desmanes y arrebatos que caracterizaron su imagen pública en los años sesenta. Quedaba ante mí el gran actor. El señor del mejor teatro del mundo.Terenci. ¿Es cierto que cuando empezó le tocaba hacer papeles de edades muy superiores a la suya?



La noticia en otros webs

O´Toole. Es completamente cierto. En mi primer año acepté todo lo que me daban, generalmente papeles de una o dos frases: mayordomos, carteros, lo que fuese. En el segundo año me ascendieron, pero seguía haciendo papeles de edad considerable. Así gané una curiosa reputación. Cierto profesor de Literatura Inglesa de la Universidad de Cardiff solía decir a sus alumnos. "Trabaja en el Old Vic un actor de edad muy avanzada que infunde a sus personajes tal fuerza, tal vigor, que consigue sublimar la imagen de la vejez, infundiéndole una dignidad poco común. De muestra que es posible ser viejo y disfrutar de la vida haciendo un trabajo muy secundario. Vayan a verle y aprendan todos de él". Al mes siguiente, el profesor volvió al teatro. Estábamos representando Mirando hacia atrás sin ira. Casi se desmayó al descubrir que yo era Jimmy Porter, prototipo del joven airado de la época. ¡Tenía entonces 24 años! Todas sus teorías sobre la dignidad de la vejez se fueron a pique.
T. Por lo que entiendo, serían papeles muy variados.
0. La tradición teatral inglesa exige que un buen actor se enfrente a papeles de todo tipo, y si se acoge al repertorio shakesperiano más aún: interpreta a escoceses, judíos, italianos,, blancos, negros, jóvenes, viejos, todo. El cambio constante es una parte fundamental de nuestro trabajo y el secreto del -enriquecimiento. Por mi parte, adoro la versatilidad.
T. ¿Cree que ésta se ha perdido en el teatro actual?
0. Estoy convencido. Y me entristece. Opino que tal pérdida se debe al empeño de los gobiernos por subvencionar al teatro sin calcular los resultados. En realidad, lo que han hecho es anular el sentido del riesgo en el artista. Usted conocerá un viejo refrán que dice: "Sin público, no hay arte". Por culpa de las subvenciones, el actor ya no tiene que preocuparse por el público, ni siquiera luchar por el éxito. Puede fracasar y seguir cobrando. Hay una nueva raza de administradores que ignoran la esencia del teatro. El teatro tiene que ser magia. A menudo oigo a algún director que dice: "Fulano estará bien en tal papel". ¿Qué. tiene esto que ver con la interpretación? Interpretar significa estar bien en cualquier papel. No pueden existir limitaciones. De todas maneras, espero que los gobiernos se arruinen a base de subvencionar espectáculos que no funcionan. Entonces el teatro tendrá que vivir por sus propios méritos, como ocurrió siempre. Sus gentes volverán a batirse por él.
A raíz de su Hamlet de 1963 escribió el crítico Martin Esslin: "Veo en O'Toole al más potente de todos los actores de habla inglesa". Es lógico. Desde sus comienzos puso los ojos en los ejemplos más altos y egreglos. Cuentan que su vocación nació en la ciudad shakesperiana por excelencia, Stratfodupon Avon. Gastó O'Toole las pocas monedas de que disponia para ver a sir Michael Redgrave en El rey Lear. La vocación estaba decidida. Tambléfi el autor favorito. Llegaron grandes interpretaciones shakesperianas: Lisandro, en El sueño de una noche de verano; Petruccio, en Lafierecilla domada; Tersites, en Troilo y Crésida; Shylock, en El mercader de Venecia, y un Macbeth tan controvertido que resultó una batalla campal.
T. ¿Tendrán razón los supersticiosos que consideran a Macbeth como la obra gafe por excelencia? Según me han contado, los actores ingleses tocan. madera, evitan el nombre y la llaman eufemísticamente "la tragedia escocesa". .
0. Es una obra que huele a azufre y amala suerte. Yo no ,creía en tales supersticiones, pero los críticos se empenaron en hacerlas realidad. Se enfurecieron hasta extremos inesperados. Convirtieron un espectáculo teatral en un suceso de repercusión nacional. Incluso los sucesos mundiales dejaron de tener importancia. Sólo se hablaba de aquel enorme desastre escocés.- Como suele suceder en estos casos, el resultado fue pintoresco: el escándalo lo convirtió en el espectáculo shakesperiano más existoso del siglo XX. Yo no puedo decir si el espectáculo era bueno o malo, acaso fuese espantoso, pero no era gris, no era en absoluto convencional. Esto sacó de quicio a muchos críticos que sólo se sienten seguros ante la mediocridad.
T. ¿Lamentó aquella experiencia?0. Eso, nunca. Me encantó vivirla, pese a todo.
T. ¿Hay. algún personaje de Shakespeare que todavía quisiera hacer?
0. Lear.
T. ¡Naturalmente!
0. Naturalmente. Y también Próspero. Dice la tradición que La tempestad es la última obra que escribió el Bardo. No lo sabemos con precisión, pero cuando Próspero dice que entierra su libro parece que es el propio Shakespeare quien habla. En cuanto a El rey Lear, -es seguramente uno de los más grandes artefactos conocidos por el hombre. Creo que interpretarlo es el desafío supremo para cualquier actor.
T. ¿Tiene el carácter de Próspero algo que ver con su estado de ánimo actual?
0. Nunca tiendo a confundirme con los personajes que interpreto. Nunca. Aunque me gusta mucho Enrique II. Es inexplicable, pero algunos personajes se quedan a tu lado, convirtiéndose en tus amigos.Esto me ocurrió con aquel monarca: cerraba la puerta de mi camerino y él permanecía allí, sentado, dispuesto a darme conversación.
- T. Usted interpretó a Enrique 11 en dos ocasiones. En su juventud, en permanente lucha contra el pobre Becket, y en su vejez, todavía en lucha violenta contra otro personaje, la tremenda' Eleanor de Aquitania ,(en El león en invierno).
0. Lo cual me dio la ocasión de enfrentarme a Katherine Hepburn. ¿Era aquí donde quería llegar?
T. Exactamente. ¿Cómo era ella?
0. Como se espera de una diosa. Divina, magnífica, difícil.
T. Eso mismo dicen de usted.
0. Resultó saludable que nuestras dificultades chocasen a cada momento. Luchamos en la pantalla y fuera de ella, pero en ambos casos nos admiramos mutuamente y nos divertimos mucho.
T. Aquellas dos películas fueron éxitos, pero usted también ha tenido fracasos. El musical El hombre de La Mancha fue el inás sonado. Sin embargo, he leído en algún lugar que es usted un devoto del Quijote.
0. Cierto. Y fue'una pena que me llegase la oportunidad de encarnarlo en una película que no valía nada. ¡Tenía los decorados más feos de la historia del cine! El propio Quijote jamás los habría aprobado. Fue una lástima porque el Quijote es mi obsesión constante. No le extrañe. Personifica todo cuanto es noble y humano en este mundo.
T. En los años sesenta saltó a la fama mundial con un solo papel, el de Lawrence de Arabia. ¿Qué opina de la versión restauráda?
0. Que era absolutamente necesaria, aunque no añada nada a su bien ganada reputación. Hoy todo el mundo sabe que media hora de metraje había desaparecido de la manera más misteriosa. Nadie sabe cómo ni por culpa de quién. David Lean, que era un hombre quijotesco, pasó muchos años buscando, los fragmentos ,desaparecidos. Cuando el productor tuvo la.amabilidad de morirse -fue un gentil detalle por su parte-, David buscó en los laboratorios y consiguió por fin localizar los 30 minutos a,punto de pudrirsé. ¡Estaba a punto de desaparecer una parte muy importante del legado del cine! Naturalmente, faltaba la banda sonora. Los actores que todavía quedábamos con vida nos reunimos de nuevo para doblarnos. Terminar un trabajo comenzado un cuarto de siglo antes resultó una experiencia muy emotiva.
T. ¿Cómo se siente, al cabo del tiempo, ante la película entera?
0. Me siento un privilegiado. Es una obra soberbia, poderosa, de escala titánica. Entra de lleno en los dominios de la grandeur. Es una gesta que hoy sería imposible llevar a cabo.
T. La prensa le asoció a usted con el idealismo de un Lawrence o el de lord Jim.
0. Fue un problema de la prensa, en todo caso. Yo insisto en que no había nada de mi personalidad en aquellos héroes.
T. ¿Ni siquiera en películas
paródicas, como El año de mi, vida?
0. En ésta hubo, si acaso, un lugar para la autoparodia. Siempre me preguntaron si me resultó incómodo hacerla, pero lo cierto es que fue extraordinariamente divertido.
T. Pertenece a sus incursiones en el humor. No han sido escasas ni carecen de mérito. Recuerdo que estuvo usted divertidísimo en What's new, Pussycat? o The stunt man.
0. Esas incursiones suelen ser un alivio. Después del fracaso de Macbeth tardé en regresar a los escenarios del West-End pero cuando lo hice fue bajo el amparo de Bernard Shaw, con Pygmalion y Armns and the man. No pueden pedirse obras más inteligentes. Son un desario tan fuerte como la "tragedia escocesa", pero cuanto :menos no huelen a azufre.
T. Desde su humor, inevitablemente inglés, ¿cómo definiría el género de la comedia?
0. El humor es algo muy dificil de explicar. Sólo puede hacerse desde el humor mismo. En cuanto a la comedia, mi definición preferida es la que dice que es la tragedia sin pantalones.
T. ¿Y cuáles serían los pantalones de la tragedia?
0. Lo contrario. Imagínese a HamIet en calzoncillos. Es imposible resultar mínimamente serio con semejante atuendo.
El señor O'Toole sólo bebía té y había abandonado, aparentemente, los desmanes y arrebatos que caracterizaron su imagen pública en los años sesenta. Quedaba ante mí el gran actor. El señor del mejor teatro del mundo.
Boris 18 dic. 2008

Violeta Parra

Entrevista realizada en su taller en Ginebra, Suiza, 1965.Después de una exposición de su obra visual (máscaras en alambre, óleos, arpilleras) en París realizada en el Museo de Artes Decorativos del Museo del Louvre, Violeta Parra está instalada en Ginebra donde continúa haciendo nacer de sus dedos, prodigiosamente hábiles, un universo maravilloso de obras visuales elaborado a partir de los materiales más diversos.

Madeleine: ¿Con qué hace usted esta máscara?
Violeta: Con pedazos de cartón. Por ejemplo, para hacer esto pienso en ti ¿Cómo se sentirá Madeleine? Entonces, te miro un poco, sin que te des cuenta. Me gusta crear mis trabajos en mi mente.
Madeleine: Aún cuando usted ha visto muy poco a las personas, logra plasmarlas.
Violeta: Lo que pasa es que cuando tengo un sentimiento por alguien que es gentil o sensible, no puedo quedarme tranquila, tengo que hacer algo. No puedo explicarlo, no puedo explicar nada.
Madeleine: Simplemente crear, la emoción pasa por las manos.
Violeta: Si, eso es.
Madeleine: Tiene usted un lindo vestido.
Violeta: Ah, si. Me gusta mi vestido, lo hizo mi madre. Cuando yo era niña siempre guardaba pedacitos de géneros para hacerme vestidos. Era muy pobre, tenía diez hijos que cuidar, todavía sigue siendo pobre.
Madeleine: ¿Que edad tiene?
Violeta: Tiene setenta y cinco años, debe trabajar duro para sobrevivir, al igual que yo.
Madeleine: ¿Vive en Chile?
Violeta: Si, en los alrededores de Santiago.
Madeleine: Entonces su madre le hizo este vestido hace poco tiempo.
Violeta: Si, ella trabajó mucho para hacerlo, tiene muy bonitos colores. Pienso que la artista es ella.
Madeleine: ¿Es usted indígena?
Violeta: Mi abuela era indígena y mi abuelo español, entonces creo tener un poco de sangre indígena.
Madeleine: Eso se nota.
Violeta: Me habría gustado que mi madre se casara con un indígena. En todo caso como puedes ver, vivo casi como ellos.
En silencio, en el universo de su taller en Ginebra, reconstruye la vida de instintos. Esta vida reconstruida se convierte en arte. Un arte bruto, mágico, siempre puesto en duda por una voluntad sombría de romper la soledad. Para exorcizar la desdicha, para dar a escuchar su voz que reivindica, protesta o exalta el amor y la fraternidad humana. Ya sea que la mano borde, escriba poemas, pinte cuadros, trence fieros o rasguee la guitarra, siempre tiene el dominio de las emociones y la necesidad de comunicar inmediatamente.
Madeleine: ¿Violeta, quisiera saber cuales son los temas que trata en sus tapicerías tan diferentes de sus pinturas?
Violeta: Yo intento mostrar la vida popular chilena, sus leyendas y canciones. Ideas que tengo que expresar indispensablemente.
Madeleine: ¿Por ejemplo en el tapiz titulado Contra la Guerra, qué quiso expresar?
Violeta: En Chile existen desórdenes políticos, esto no me gusta nada, entonces mi manera de protestar es a través de la pintura.
Madeleine ¿Podría explicarme los elementos que componen este tapiz?
Violeta: Lo primero que vemos son personajes que aman la paz.
Madeleine: ¿Quiénes son estos personajes?
Violeta: La primera soy yo.
Madeleine: ¿Por qué en morado?
Violeta: Porque es el color de mi nombre. Estoy acompañada por un amigo argentino, una amiga chilena y una indígena. Las flores de cada personaje corresponden a sus almas. El fusil representa la guerra y la muerte.
Madeleine: Este tapiz se titula la Rebelión de los Campesinos ¿De qué rebelión se trata?
Violeta: Yo te voy a contar, mi abuelo era campesino y su patrón le pagaba muy poco, como todos los campesinos de Chile, hasta el día de hoy. Esta realidad me impulsó a hacer este trabajo por que me indigna y no puedo quedarme de brazos cruzados.
Madeleine: ¿Qué tema estamos tratando?
Violeta: Es un episodio de la Historia de Chile.
Madeleine: ¿Usted logra hacer este episodio sin mirar el conjunto de su trabajo?
Violeta: No. Como pretendo expresar un episodio de la historia de Chile, éste debe fluir…
Violeta: Claro, por que los temas están en mi mente.
Madeleine: Si, pero son obras grandes. ¿Usted logra componerlas en su mente, intuitivamente?
Violeta: Sí, la verdad es que no sabría explicarlo, este episodio de la historia de Chile tiene que tomar vida.
Madeleine: ¿Violeta, quisiera saber por qué descubrió hace seis años la tapicería, qué le ha entregado?
Violeta: Sentí la necesidad de bordar cuando estuve enferma teniendo que quedarme en cama ocho meses. Y pensé que no podía quedarme sin hacer nada. Un día vi lana y un pedazo de tela y me puse a bordar cualquier cosa, pero la primera vez no salió nada.
Madeleine: ¿Por qué?
Violeta: Porque sabía lo que quería hacer. La segunda vez agarré el pedazo de tela, lo deshice y quise copiar una flor. Pero no pude, al terminar el bordado no era una flor sino una botella. Quise ponerle un corcho a la botella, y éste parecía una cabeza. Le agregué ojos, nariz y boca. La flor no era una botella, la botella no era una botella sino una mujer como aquellas que van a la iglesia para rezar todos los días, una beata.
Madeleine: ¿Sabia usted bordar?
Violeta: No, no sé nada. El punto que uso para bordar es el más sencillo. Yo no sé dibujar.
Madeleine: ¿O sea que usted inventó todo?
Violeta: Si, pero todos podemos inventar. No es mi especialidad.
Madeleine: Violeta, usted es poeta, músico, borda tapicerías, pinta. ¿Si tuviera que elegir uno de estos medios de expresión cual escogería?
Violeta: Elegiría quedarme con la gente. Son ellos quiénes me impulsan a hacer todas estas cosas.
Madeleine: ¿Pero si tuviese que elegir una sola manera de expresarse, cual escogería?
Violeta: Para mí, la pintura es el punto triste y oscuro de la vida. En ella trato de expresar lo más profundo del ser humano. Mientras que la tapicería es la parte alegre de la vida.
Madeleine: Me gustaría saber por qué con un solos color en vez de concentrarse en una sola tela, usted cambia de una a otra. ¿Corresponde esto a algo que le es estrictamente personal?
Violeta: Me gustaría saber por qué con un solo color en vez de concentrarse en una sola tela, usted cambia de una a otra. ¿Corresponde esto a algo que le es estrictamente personal?
Violeta: Para mí, quince cuadros son como uno solo. Yo tengo treinta personajes que hacen cosas diferentes. Elijo un solo color viajo con este color por todos los cuadros. Para fijar lo que yo siento cuando quiero poner la expresión, en los ojos por ejemplo. No puede saltar de los ojos a los pies porque necesito pintar la expresión de los ojos. Los pies los dejo para después. Son cosas difíciles de explicar.
Madeleine: Tú has llegado a esta técnica después de haber trabajado en una sola tela.
Violeta: No, antes era porque no podía limpiar mi pincel ya que trabajaba con óleo. Era engorroso tener que limpiar mi pincel cuando quería cambiar de color. Entonces ahora mismo yo pinto todo lo que tengo que pintar negro de una sola vez. Con el negro sientes de una manera distinta que con el rojo. Tendría que tener una secretaria para que me limpiara los pinceles y los tuviera siempre limpios.
Para Violeta, la soledad es un espacio necesario en el cual absorbe sus fuerzas para comprometerse más allá en su lucha apasionada.
Entrevista traducida por Milena Rojas Cereceda.

 

 

1917

El 4 de octubre nace, en San Fabián de Alico, al interior de San Carlos, en la provincia de Ñuble, en el sur de Chile, Violeta del Carmen Parra Sandoval, hija de Clarisa Sandoval, campesina, y de Nicanor Parra, profesor de música. Su infancia transcurre en el campo.

1919

Este año la familia se radicará en Santiago, viven en la esquina de las calles Manuel Rodríguez y San Pablo.

1921

La familia se traslada al sur, a Lautaro, en la novena región, donde Nicanor Parra padre consiguió trabajo como profesor en el regimiento de esa localidad. En el viaje contrae viruela, enfermedad que relata en sus décimas autobiográficas.

1927

La familia se traslada a Chillán y viven en la población Villa Alegre, es durante este período en que se inicia en la guitarra y el canto, junto a sus hermanos Hilda, Eduardo y Roberto. Se relacionó con parientes que pertenencia al mundo del circo y con las Aguilera, parientes lejanas que vivían en Malloa y de quienes aprenderá canciones que años más tarde pasarán a ser parte de su repertorio folklórico.

1932

Por insistencia de su hermano Nicanor, se traslada a Santiago para asistir a le Escuela Normal, donde vive con parientes. Posteriormente, se traslada con su madre y hermanos a la calles Edison, comuna de Quinta Normal.

1934

Los Parra cantan en boliches del barrio Mapocho, en “El Tordo Azul” y en “El Popular”. Interpretan boleros, rancheras, corridos mejicanos y otros estilos. Conoce a Luis Cereceda, maquinista ferroviario.

1938

Se casa con Luis Cereceda con quien tendrá dos hijos. Viven en Llay-Llay, Quinta Región.
Violeta aprende a interpretar canciones de origen español, del repertorio de Lolita Torres e Imperio Argentina, cantantes argentinas.
Vive en la comunidad con sus hermanos y esposas en la calle Paula Jaraquemada, hoy comuna de la Reina. Canta en el restaurante “No Me Olvides”, de ese sector.
Gana una Mención Honrosa en un concurso de poesía.

1943

Se traslada a Valparaíso. Nace su hijo Ángel. Vive en Avenida Matta 249, en el cerro Los Placeres.
Canta canciones españolas. Se une a una compañía de teatro que realiza giras por todo el país. Se hace llamar Violeta de Mayo.

1944

Vive en la calle Andes 3756, comuna de Quinta Normal. Junto a su marido, Luis Cereceda, militante del Partido Comunista, se dedica a la actividad política y trabaja en la campaña presidencial de Gabriel González Videla.
Gana un concurso de canto español en el Teatro Baquedano.

1945

Después de un año en Valparaíso regresa a Santiago. Canta, con sus hijos Isabel y Ángel, en un espectáculo español, en la confitería Casanova, en Santiago, a cuyo empresario llamaban “Buddy Day”.

1948

Se separa de Luis Cereceda. Canta con su hermana Hilda, junto a quien realiza algunas grabaciones en el sello RCA VICTOR. Se hacen llamar “Las Hermanas Parra”.
Vive en la calle Melipilla 1440, en Santiago Poniente, y después en la calle Catedral, en el barrio Brasil, centro de Santiago.
Conoce a Luis Arce y contrae un segundo matrimonio.

1949

Canta con su hermana Hilda en la Hostería Las Brisas, en el paradero 22 de Gran Avenida, sector donde entonces vive.
Nace su hija Carmen Luisa.

1952

Trabaja en circos populares. Con Hilda y sus hijos realizan giras por el país y por los alrededores de Santiago.
Impulsada por su hermano Nicanor, comienza a rescatar, recopilar e investigar la auténtica música folklórica chilena. Abandona su antiguo repertorio y, con esto, nace la verdadera Violeta Parra.
Ofrece recitales en las universidades, presentada por el hombre de letras Enrique Bello Cruz, fundador de revistas y publicaciones culturales.
Es invitada a las “Escuelas de Verano” de la Universidad de Concepción y a dictar cursos de folklore en la Universidad de Iquique.
Se presenta en Valparaíso en el Instituto Chileno-Francés.
Compra un pequeño terreno y construye una vivienda ligera en el sector Los Manzanares de San Carlos, hoy La Reina, barrio distante del centro de Santiago.
Nace su hija Rosita Clara.

1953

Graba dos singles para el sello EMI-Odeón, el primero incluye: “Que pena siente el alma” y “Verso por el fin del mundo” y el segundo: “Casamiento de negros” y “Verso por padecimiento”. Estas canciones la ubican en el primer plano de la popularidad.
Conoce a don Isaías Angulo, inquilino del fundo El Porvenir, guitarronero que le enseña la ejecución del instrumento y además le obsequia su primer guitarrón, una guitarra original chilena de 25 cuerdas con que se acompañan los cantos a lo divino y a lo humano.
Conoce a cantantes campesinos en los alrededores de Santiago, comuna de Barrancas, entre otras. Su hermano Nicanor y su hijo Ángel la acompañan en estos encuentros musicales.
Inicia su plan de investigación folklórica por todo el país. Se relaciona con cantores populares de la costa, la cordillera y de Isla de Pascua. Compone sus primeras canciones basadas en las formas folklóricas tradicionales.
Pablo Neruda la presenta a sus amistades en su casa y le escribe el poema “Elegía Para Cantar”.

1954

Entre enero y septiembre conducirá para Radio Chilena, “Canta Violeta Parra”, un programa radial ideado por ella que obtendría excelente crítica. Generalmente se grababa en exteriores, en lugares donde se practicaba la música folklórica, como por ejemplo, el restaurant de su madre, Clarisa Sandoval, ubicado en Barrancas. Fue contratada por Raúl Aicardi, director de Radio y Comunicaciones y era anunciada por el locutor Ricardo García, quién tras el golpe de estado fundaría el Sello Alerce.
A fines de ese año continua su labor de difusión a través de la radio contratada por radio Agricultura para reemplazar a Margot Loyola en su programa dedicado al folklore.
Cabe decir que estos programas la sitúan en el primer lugar de sintonía nacional.

1955

El 28 Junio obtiene el “Premio Caupolicán”, otorgado a “La Mejor Folklorista del Año” por la Asociación de Cronistas de Espectáculos, en reconocimiento por las grabaciones de “Que pena siente el alma” y “Casamiento de negros”, su labor como locutora y difusora del folklore nacional.
Es invitada al V “Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes”, en Varsovia, Polonia, parte a Europa el 3 de Julio y, tras una escala en Buenos Aires, llega a Varsovia el 31 de Julio.
Se traslada a París, Francia. Se presenta en “L´Escale”, boite de nuit del Barrio Latino.
En Santiago muere su hija Rosita Clara.
Mantiene contactos con artistas e intelectuales europeos. Mediante la intervención del antropólogo Paul Rivet graba en la Fonoteca Nacional del “Musée de l’Homme” de La Sorbonne en París, donde dejó un guitarrón y cintas de sus recopilaciones de folklore chileno.
Viaja a Londres a realizar grabaciones para EMI-Odeón y para emisiones radiales de la BBC.

1956

De vuelta en París, el 26 de marzo, graba 16 temas para el sello francés “Chant du Monde”, que lanza sus dos primeros EP con 8 temas cada uno.
En noviembre se embarca en Italia para regresar a Chile.
Graba el primer LP de la serie “El folklore de Chile” para el sello EMI Odeón: “Violeta Parra y su guitarra” donde incluye tres composiciones de su autoría.
En EEUU, el músico norteamericano Lex Baxter, graba una versión instrumental de su “Casamiento de negros”.

1957

En noviembre se traslada con sus hijos Carmen Luisa y Ángel a Concepción, en el sur de Chile, contratada por la Universidad de Concepción.
Realiza investigaciones folklóricas en la zona descubriendo las cuecas del sector, las que serán siempre sus favoritas.
Graba nuevos discos por EMI Odeón, los LP “La cueca” y “La tonada”, con carátulas de los pintores chilenos Julio Escámez y Nemesio Antúnez, respectivamente. Graba el EP “Composiciones de Violeta Parra” donde se incluyen dos Anticuecas. Compone “Los manteles de Nemesio”, homenaje al pintor Nemesio Antúnez, basado en uno de sus cuadros.
Su labor como compositora para guitarra se encuentra en su apogeo, es durante esta época en que compone las “Anticuecas”, “Tres Palabras” y temas similares que grabará en un disco de 45 rpm para EMI-Odeón.
Por esta época planea un ballet folklórico que llevaría como título y tema central “El Gavilán”, lamentablemente esta idea no pasó de ser un proyecto.
Realiza programas radiales y lecturas de sus décimas y centésimas en Concepción.

1958

El 22 de enero funda en Concepción el Museo Nacional del Arte Folklórico Chileno, dependiente de la Universidad de Concepción.
Regresa a Santiago. Incursiona en la cerámica, comienza a pintar y a bordar arpilleras.
Construye su “Casa de Palos”, en la calle Segovia, en la comuna de La Reina y ofrece recitales en los centros culturales más importantes de Santiago.
Viaja al norte a investigar y grabar la fiesta pagano-religiosa de “La Tirana”.
Participa en el Segundo Encuentro de Escritores de Concepción.
Compone música para el poema ” Los Burgueses” del poeta Gonzalo Rojas .
Desde ese 18 de septiembre en adelante celebra la fiesta nacional con una ramada donde canta y baila cueca.
Escribe las “Décimas autobiográficas”, obra que narra en versos su vida desde su infancia hasta su viaje a Europa.
Acompaña las primeras grabaciones de su hija Isabel, quien interpreta canciones originales de Violeta.

1959

Viaja con su hija Isabel al norte de chile, esta vez invitada por una universidad a realizar cursos de folklore. También viaja a recopilar el folklore de la isla de Chiloé, en el sur, donde organiza recitales, cursos de folklore, cerámica y pintura; además ejercerá una notable influencia en Héctor Pavéz y Gabriela Pizarro, quienes se convertirán en grandes interpretes e investigadores por derecho propio.
El producto de esta colaboración se hace patente en la obra “La Celebración de la Minga” , espectáculo montado en el Teatro Municipal de Santiago.
Escribe el libro “Cantos Foklóricos Chilenos”, que reúne toda la investigación llevada a cabo hasta el momento, con fotografías de Sergio Larraín y partituras musicales realizadas por Gastón Soublette (Santiago, Nascimento, 1979).
Compone la música para los documentales “Mimbre” y “La Trilla”. Participa en el film homónimo “Casamiento de negros”, realizados por Sergio Bravo. Interviene, además, en el documental de la fiesta del norte de Chile, “La Tirana”, realizado por Nieves Yankovic y Jorge di Lauro, para el cual compone música.
Producto de una severa hepatitis que la forzó a permanecer en cama, su labor como arpillerista y pintora alcanza gran desarrollo, tanto así que ese mismo año expone su óleos y arpilleras en la Primera Feria de Artes Plásticas al aire libre del Parque Forestal.
EMI Odeón edita el LP “Toda Violeta Parra”, con fotografías de Fernando Krahn y notas sobre las canciones escritas por Gastón Soublette. Cabe hacer notar que este LP está compuesto exclusivamente de composiciones de Violeta Parra.

1960

Su hermano, el antipoeta Nicanor Parra, graba, acompañada por la guitarra de su hermana que interpreta su composición “Tres Palabras”, el poema “Defensa de Violeta Parra”.
Durante una enfermedad que la obliga a permanecer en cama se inicia en el bordado de las arpilleras, como la que dedica al poeta y diplomático brasileño Thiago di Mello.
El 4 de Octubre, el mismo día de su cumpleaños, conoce a Gilbert Favre, músico de origen suizo.
Participa en la Segunda Feria de Artes Plásticas del Parque Forestal, desde el 3 al 11 de diciembre de 1960.

1961

Viaja a argentina; vive en ciudad General Picó ubicada en La Pampa, en casa de la familia de don Joaquin Blaya, gobernador de esa ciudad.
Canta en la peña El Alero. Imparte cursos de folklore, cerámica, pintura y arpilleras.
Viaja a Buenos Aires. Allí expone sus pinturas, actúa para la televisión argentina, ofrece recitales en el Teatro I.F.T y graba un LP de canciones originales para EMI Odeón que fue prohibido y no circuló.

1962

En junio se reúne en Buenos Aires con sus hijos Isabel y Ángel, y con su nieta Tita.
Se embarcan, junto a la delegación chilena, rumbo a Finlandia para participar en el VIII “Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes” realizado en Helsinki.
Después de recorrer la Unión Soviética, Alemania, Italia y Francia, Violeta Parra se radica en París.
Canta en La Candelaria, en L´Escale, ubicados en el Barrio Latino, y también ofrece recitales en el “Théâtre Des Nations” de la UNESCO. Además, actúa en radio y televisión junto a sus hijos.
Violeta vive en la “Rue Monsieur Le Prince”. Borda arpilleras y hace esculturas en alambre. Quiere exponer la totalidad de su numerosa obra plástica en el Museo del Louvre.
Vive con Gilbert Favre en Ginebra y comparte su tiempo entre Francia y Suiza.
Con sus hijos y nieta, realiza conciertos en Ginebra, programas en televisión, exposiciones de su obra plástica. Continúa creando nuevas canciones, pinturas y arpilleras.

1963

Graba en París composiciones revolucionarias y campesinas que serán editadas en 1971 bajo el título “Canciones Reencontradas en París”
Escribe el libro “Poesía popular de Los Andes”.
Los Parra actúan en la fiesta del diario “l´Humanité” del Partido Comunista francés. Un amigo músico argentino registra en su casa la versión de “El Gavilán”, que interpreta Violeta Parra acompañada por su nieta en la percusión.
Violeta acompaña a sus hijos en el LP Los Parra de Chillán, registrado por el sello Barclay.
Comienza a tocar el cuatro, instrumento de origen venezolano, y el charango, instrumento del altiplano.

1964

En abril expone las arpilleras, óleos y esculturas en alambre en el Museo de Artes Decorativas del Palacio del Louvre. Es la primera exposición individual de un artista hispanoamericano en dicho museo.
Regresa a Chile por un corto período.

1965

La editorial François Maspero, de París, publica su libro “Poésie Populaire des Andes”.
Viaja a Ginebra. La televisión Suiza filma un documental que muestra a la artista y toda su obra. Se titula: “Violeta Parra, Bordadora Chilena”.
Retorna a Chile en junio. Canta con sus hijos en la Peña de Los Parra ubicada en el número 340 de la calle Carmen, Santiago. Es invitada a la Feria Internacional de Santiago (FISA), donde instala una peña folklórica.
Graba dos discos de 45 rpm, uno junto a su hija Isabel y otro con música instrumental para cuatro y quena con Gilbert Favre, a quien bautiza como “El Tocador Afuerino”. Incorpora definitivamente a su música el cuatro venezolano y el charango del norte altiplánico.
El sello EMI Odeón edita el LP “Recordando a Chile (Una chilena en París)”, cuya portada fue ilustrada con sus propias arpilleras.
En septiembre de este año firma contrato con Radio Minería, la cual sería la última emisora que utilizará como plataforma de su labor.
Participa en numerosos programas para la televisión nacional de Chile.
En La Reina, en el número 7200 de la calle La Cañada, un sector alejado del centro de Santiago, instala en un centro cultural que llevará por nombre “La Carpa de la Reina” y que será inaugurada el 17 de diciembre de 1965.

1966

El sello EMI Odeón edita el LP “La Carpa de La Reina” donde se incluyen tres canciones interpretadas por Violeta Parra y nueve interpretadas por artistas que Violeta presentaba en la carpa.
Viaja a La Paz, Bolivia, para reunirse con Gilbert Favre. Allá, se presenta regularmente en La Peña Naira.
Vuelve a Chile con grupos del altiplano, presentándolos en su carpa, en televisión y en la Peña de sus hijos. Da conciertos en diferentes teatros del extremo sur de Chile, en Osorno y Punta Arenas, invitada por René Largo Farías, en el marco del programa “Chile Ríe y Canta”.
Acompañada por sus hijos y el uruguayo Alberto Zapicán, graba para el sello RCA VICTOR el LP “Las Ultimas Composiciones de Violeta Parra”.

1967

El 5 de febrero muere en su carpa de La Reina.
Con posterioridad a su muerte se suceden actos recordatorios de homenaje a su figura y su obra artística en Chile, así como en distintos países de América Latina y Europa. Conciertos musicales y actos artísticos, exposiciones de sus arpilleras y pinturas, obras de teatro, veladas poéticas, recuperación de su obra visual, discografía, fotos y otros, son organizados en su honor. Se rinden homenajes en su memoria en diversas universidades de Chile y el extranjero. Se realizan en el mundo entero diversas actividades intelectuales en torno a su figura creadora: publicaciones de libros, estudios, ensayos, tesis doctorales, seminarios, debates, mesas redondas.

1992

Por iniciativa de sus hijos se crea en Santiago de Chile La Fundación Violeta Parra, que se ha propuesto reagrupar, ordenar y difundir la obra de su madre, que aún permanece inédita, para que pueda ser entregada a las nuevas generaciones en su totalidad.

1997

Se exponen nuevamente su obra visual en el Museo de Artes Decorativas del Museo del Louvre, París. Con la participación de la Fundación Violeta Parra y la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.
Sacado de www.violetaparra.cl