El pasado lunes, 12 de noviembre de 2007, murió de un ataque al corazón en su domicilio de Nueva York el novelista, guionista televisivo y dramaturgo Ira Levin, nacido en 1929. Su obra, aunque escasa, tuvo un gran éxito y fue llevada al cine casi en su integridad, en algunas ocasiones incluso más de una vez.
Autor de notable ingenio y argumentos pesadillescos, de un estilo literario más bien plano y poco adornado, conseguía empero cautivar el interés del lector, que devoraba sus novelas. Cultivó por igual la novela policaca, la de ciencia ficción y el terror, bien en novela o teatro. Sus inicios fueron como guionista televisivo para la serie Alfred Hitchcock presents, para enseguida decantarse por el teatro, bien como autor, director o adaptador de obras de otros autores. Su primera novela fue el policial Un beso antes de morir (1953), que le valió el premio Edgar a la mejor novela del año, y que ha sido adaptada dos veces al cine. Novela muy ingeniosa en su trama, plantea la duda de cuál de dos jóvenes igualmente apuestos y agradables es un asesino despiadado, jugando con el lector y los personajes hasta el final. Uno de sus primeros éxitos teatrales fue la comedia Critic´s Choice, estrenada en 1960 con dirección de Otto Preminger, llevada al cine en 1963 por Don Weiss y protagonizada por Bob Hope y Lucile Ball. En 1967 escribió casi de un tirón La semilla del diablo, novela de terror que constituyó de inmediato un best seller y abrió camino hacia la moderna novela de terror. Stephen King la considera como, si no la primera, sí un claro antecedente del terror moderno. La novela suscitó el inmediato interes de Hollywood, y el film se rodó ese mismo año, producido por William Castle y dirigido por Roman Polanski, consiguiendo otro notable éxito entre el público. A continuación, Levin ofreció dos novelas de ciencia ficción: Este día perfecto (1970) y Las poseídas de Stepford (1972), siendo la última llevada al cine en dos ocasiones, la primera dirigida por Brian Forbes --el film fue prohibido en España-- y la segunda con protagonismo de Nicole Kidman, en una versión verdaderamente deplorable. Las poseídas de Stepford combinaba ciencia ficción y terror, y Este día perfecto era una visión de un futuro distópico que tardó muchos años en ser editado en España.
Tras una obra de suspense para el teatro, El cuarto de Verónica (1973), de la que hubo edición en castellano, en 1973 Levin ofrece otro éxito novelístico --y cinematográfico posteriormente--: Los niños de Brasil, ciencia ficción que ofrece una de las primeras historias sobre clonación humana en el género, en este caso con nazis tratando de recrear a Adolf Hitler mediante clones y la ayuda, cómo no, de Mengele. El film, realizado por Franklin Schaffner, fue otro éxito de taquilla.
Tras esto, empieza un poco el declive de Ira Levin. Su obra para el teatro de 1978, La trampa de la muerte, es demasiado deudora de La huella, de Anthony Shaffer, de ahí que provoque escaso entusiasmo pese a lo rebuscado de su historia (de hecho, es precisamente eso lo que la perjudica). Fue llevada al cine por Sidney Lumet, sin causar demasiada sensación, y existe alguna edición en catalán de la pieza. Lo siguiente, novelísticamente hablando, pues siguió cultivando el teatro, fueron dos novelas muy poco notables: Acosada (1991) y El hijo de Rosemary (1997). La primera fue inmediatamente llevada al cine con protagonismo de Sharon Stone, aprovechando su condición de sex-thriller, obteniendo resultados tan poco notables como la misma novela, y la segunda era una bochornosa secuela de La semilla del diablo que fue recibida con una indiferencia total: los mejores tiempos de Ira Levin habían quedado muy atrás ya.
Pese a este lamentable final de carrera, sus novelas mayores siguen siendo editadas y leídas, constituyendo obras modélicas en su especialidad, y sus adaptaciones cinematográficas son ya clásicos del género fantástico. Fue un notable creador de pesadillas, un argumentista nato: asesinos atractivos, hijos del diablo, clones de Hitler, mujeres robotizadas, futuros temibles... Parecía tener una buena idea para cada tema, y la desarrollaba con eficacia, sin adornos, como he señalado antes. Pocos autores pueden jactarse de haber hecho tanto con tan poco.
Hace poco, en una entrevista, Levin comentó su disgusto por la posible popularidad del satanismo a raíz de sus novelas. "Me siento culpable porque La semilla del diablo ha llevado a El exorcista, La profecía. Una generación entera cree más en Satan. Yo no creo en él. Y considero que el fuerte fundamentalismo de hoy no sería tan fuerte si no hubieran existido muchos de estos libros", aunque luego matizó "por supuesto, yo no devolvería el dinero de mis royaltys".
VLeal.30 sept 2008