La noche de la iguana


LA NOCHE DE LA IGUANA (THE NIGHT OF THE IGUANA),1963, JOHN HUSTON


Realizada a continuación de "El último de la lista" (The list of Adrian Messenger, 1.961), estrenada asimismo en Zaragoza en 1964 en el Palafox y que no merece mayor comentario ya que se trata de un pasatiempo irlandés y uno de esos films menores a los que John Huston era tan proclive.

"La noche de la iguana" es, ciertamente, otra cosa. Película completamente hustoniana que parte de una de las mejoras obras de Tennesee Williams, y deviene la más lograda de las adaptaciones al cine - junto a "Un tranvía llamado deseo" (A streetcar named Desire/Elia Kazan 1951 y "De repente el último verano" (Suddenly last summer/Joseph L. Manckiewicz 1958), normal dada la calidad de ambos directores - de autor tan bien servido por Hollywood.

Huston viaja a México para localizar exteriores, y a Madrid para convencer a Ava Gardner de que aceptase el papel de Maxine (desopilante episodio narrado por el cineasta en sus memorias "An open book" y en el que el rijoso director hizo lo posible y lo imposible por ligarse a la guapísima sin éxito alguno; eso si el productor Ray Stark que le acompañaba tuvo que ser ingresado de urgencias en un hospital madrileño a causa de tres noches seguidas al estilo Gardner). Consigue el reparto que deseaba (Richard Burton, Ava Gardner, Deborah Kerr, Sue Lyon), filmar en blanco y negro y obtener los servicios del genial operador Gabriel Figueroa y escribir él mismo el guión sin interferencias de Williams.

¿En que coincidían los respectivos universos de Williams y Huston?. La abrupta poesía del dramaturgo le convenía al director, el viaje más o menos iniciático del pastor protestante y alcohólico Shanon tambien. La misoginia exacerbada de un homosexual como mr. Williams para nada. Huston se las arregló para ocultarla, apañando el desenlace y despojando a Maxine (Ava Gardner) de su aura de mantis religiosa.

"La noche de la iguana" es un bello texto muy bien entendido por el Huston de las grandes ocasiones. Lo respeta pero hace suyos a los personajes para asi poder inscribirlos en la riquísima galeria de retratos fascinantes del mundo hustoniano(de "El halcon maltés" 1951 a "Dublineses" 1987, pasando por "El tesoro de Sierra Madre", "La jungla de asfalto", "Cayo Largo", "La reina de Africa", "Moby Dick", "Solo Dios lo sabe", "Vidas rebeldes", "Reflejos en un ojo dorado", "Fat city", "El juez de la horca", "El hombre que pudo reinar" y "El honor de los Prizzi", el corpus por el que este irregular director merece estar en el Olimpo de los más grandes). El resultada es una ceremonia, un rito bellísimo de autodestrucción y/o supervivencia, alcohol, sexualidad animal……,y sentido del humor que nunca le faltó al formidable personaje que, según él mismo y los que le conocieron, fue el hijo de Walter Huston. El opresivo itinerario del descreído reverendo y sus solteronas excursionistas cantarinas y/o reprimidas (veáse el amor lésbico de Grayson Hall por Sue Lyon, expuesto crudamente en genial chiste a cargo de Burton y Ava. Los enfrentamientos con la ninfómana propietaria de un hotelucho en la jungla mexicana (Ava Gardner, demostrando que con un buen papel era una actriz tan arrebatadora como su otoñal belleza), una mística etérea pero nada frágil (Deborah Kerr, tan extraordinaria, o casi, como en "The innocents"), una Lolita que no podía ser más que Sue Lyon y, sobre todo, con sus propios demonios; dan lugar a un exorcismo bañado en alcohol, tabaco, sangre, sudor y lágrimas.

El desenlace parece,solo parece, desembocar en la serenidad y la asunción del fracaso sin que por ello deje resquicio a una improbable esperanza. Magnífica elegía de la desesperación de los marginados, que no siempre evita cierta grandilocuencia (probablemente debida más a Williams que a Huston, director poco dado a lo pomposo), "La noche de la iguana" permanece quizá como el más notable exponente del cine de su autor en unos años de divorcios, despistes y baja forma. Cosa sabida es que John Huston fue siempre un ciclotímico del mejor cine americano, y que llevó a cabo un buen número de películas que mejor no mencionar. Pero cuando fue autor, y no artesano de bajo calado, alcanzó cotas épicas y líricas de altísima calidad. Y si le damos la vuelta a las desdichadas frases de un joven François Truffaut (1), el paso del tiempo ha colocado a cada uno en su sitio y el autor de "Los 400 golpes" - cosa habitual en "Cahiers du Cinema" en toda su larga y, desgraciadamente, influyente historia - había metido la pata una vez más. "La noche de la iguana" no es una obra maestra. Sí una excelente película.

Marcelo 24 02 09