VINCENT PRICE: EL MAESTRO DE LO MACABRO
Vincent Price es, sin duda, uno de los nombres más importantes del cine de terror de todos los tiempos. Sólo Boris Karloff, Peter Cushing, Christopher Lee o Bela Lugosi pueden compararse a este gran actor que, sin embargo, también hizo dramas, films bélicos o thrillers. Era un artista todo?terreno, que lo mismo protagonizaba una película de misterio que presentaba un documental. Su físico y, sobre todo, esa mirada tan misteriosa que le caracterizaba, hicieron de él el actor idóneo para los papeles de villano.
Vincent Leonard Price nació el 27 de mayo de 1911 en St. Louis, Missouri, en una familia de posición acomodada. Muy buen estudiante y amante de la cultura, se licenció en Historia del Arte por la prestigiosa Universidad de Yale y posteriormente estudió en la Universidad de Londres. A mediados de los años 30 ocupó todos sus esfuerzos en convertirse en actor profesional de teatro, logrando debutar en Broadway a finales de la década, época en la que colaboró con Orson Welles. Con posterioridad fue contratado por la Universal y logró iniciar su carrera cinematográfica en 1938 con la comedia "Service de Luxe".
Su porte altivo e insinuante, su distinguida presencia y su sugestiva capacidad vocal, hacían de Vincent el villano ideal. Musicales, cine de aventuras, cine negro, comedias... nada se le resistía. En la década de los 40, firmó con la 20th Century Fox y apareció en películas como "El hombre invisible vuelve", el drama religioso "La canción de Bernadette", la mítica cinta policiaca "Laura", o el melodrama "Que el cielo la juzgue". A principios de los años 50, Vincent dejó de pertenecer a la Fox y su carrera cinematográfica se estancó, por lo que decidió regresar a las tablas de Broadway. Por esa época se impuso una efímera moda, las películas en tres dimensiones. Una de ellas fue "Los crímenes del museo de cera" (1953), un film de terror que contó con el protagonismo absoluto de Price como un artista especializado en figuras de cera que utiliza seres humanos como moldes. La película fue todo un éxito y Vincent alcanzó el estatus de estrella. A raíz de esta interpretación, quedaría encasillado para siempre en las películas de terror, aunque muchas de ellas narradas en tono humorístico. El humor fue, de hecho, la marca registrada de Price, subrayada en casi todos los villanos a los que dio vida. El tono de burla con que se aproximaba al terror era una manera de hacer un guiño al público y darles las gracias por todo lo que se estaba divirtiendo mientras los asustaba.
Price se convirtió en presencia ineludible en toda cinta de género que buscase un toque de calidad y distinción. Entre sus mayores éxitos en los años 50 pueden citarse "La mosca" y las dos películas que hizo para William Castle, "House on Haunted Hill" y "The Tingler". En 1960 firmó con el director y productor Roger Corman para protagonizar "La caída de la casa Usher", la primera de las siete adaptaciones de relatos de Edgar Allan Poe que hicieron juntos hasta 1965. Las otras son: "El péndulo de la muerte", "Historias de terror", "El cuervo", "The Haunted Palace", "La máscara de la muerte roja" y "La tumba de Ligeia". Además, apareció en "El regreso de la mosca", "La comedia de los horrores", "Historias extraordinarias" (de nuevo adaptando a Poe, en una co?producción franco?italiana), "Matar o no matar, este es el problema" y, cómo no, los dos films en los que encarnó al malvado Doctor Phibes: "El abominable Dr. Phibes" y "El regreso del Dr. Phibes".
Con el paso de los años, los buenos papeles comenzaron a escasear, y Price apareció en telefilms, en episodios de series de TV como "Batman", e incluso se autoparodió sin prejuicios en spots publicitarios. Cuando le preguntaban por qué se rebajaba a aparecer en películas horribles indignas de su talento, él se limitaba a explicar que era un actor y que su trabajo era actuar. Vincent también utilizaba el dinero que ganaba con sus films para financiar su amor por el arte, una pasión que le impulsaría a abrir una galería en Beverly Hills, a escribir una columna que se publicó en 80 periódicos y a ser nombrado presidente del Departamento de Artes Indígenas de EEUU. También fue consejero de la UCLA y jurado del Los Angeles County Museum of Art. Escribió varios libros sobre arte e invirtió una fortuna en adquirir sus piezas favoritas, llegando a ser contratado por Sears & Roebuck para comprar obras de arte que pudieran ser ofrecidas a través de un catálogo que se llamó "Vincent Price Collection". Otra de sus grandes pasiones era la gastronomía. Ávido gourmet, a mediados de los años 70 ejerció como presentador de programas televisivos de cocina y escribió un buen número de libros culinarios.
Convertido en una leyenda para los amantes del cine de terror de bajo presupuesto, Price siempre se prestó coquetamente a participar en cuantos homenajes le propusieron. Uno de sus mayores fans era el rey del shock?rock Alice Cooper, que educó su enferma mente adolescente tragándose todas sus películas clásicas en la TV. Alicia y Vincent colaboraron en tres ocasiones: en el especial televisivo "Alice Cooper: the Nightmare" (1975), donde el actor encarnaba al Espíritu de la Pesadilla; en el film "Welcome to My Nightmare", también del '75, en la que Price se limitaba a poner su voz a una inquietanta araña; y en el vídeo "The Strange Case of Alice Cooper" (1979), en la que ejercía como narrador.
Su indeleble identificación con lo macabro siguió rindiéndole beneficios en los últimos años de su carrera: en 1980, la cadena PSB le eligió como presentador de la serie "Mystery", y en 1982, el director John Landis le pidió que recitase un poema como parte del mítico vídeoclip de Michael Jackson "Thriller". Price también fue una gran influencia para un joven cineasta llamado Tim Burton, que en ese mismo año '82 rodó un oscuro corto de animación en stop?motion titulado "Vincent", sobre un niño obsesionado con la figura del actor. Price quedó tan entusiasmado con el proyecto, que aceptó ser el narrador de la historia. Ocho años más tarde, Burton cumplió uno de sus sueños personales al hacerle aparecer en una de sus películas, la deliciosa "Eduardo Manostijeras", que sería la última en la longeva carrera de Price. Aunque para entonces el actor ya estaba visiblemente enfermo, sacó fuerzas de donde casi no le quedaban y brindó a sus fans una última lección de profesionalidad. “Voy a actuar hasta que muera, me tendrán que enterrar antes de que me retire, y aún así, en mi lapida se leerá "Regresaré"”, decía de sí mismo.
Vincent Price murió el 25 de octubre de 1993 en su hogar de Hollywood Hills, Los Angeles, a consecuencia de un cáncer de pulmón. Tenía 82 años. Con su fallecimiento, llegó a su fin una larga y distinguida línea de actores que, quiéranlo o no, encontraron un lugar como monstruos y villanos en nuestras pesadillas cinematográficas: Lon Chaney, Bela Lugosi, Boris Kaloff, Peter Lorre... Todos maestros de la época dorada del cine de terror. Vincent Price fue uno de los mejores, y ante todo, inimitable.
Luz 11 01 08
Vincent Price es, sin duda, uno de los nombres más importantes del cine de terror de todos los tiempos. Sólo Boris Karloff, Peter Cushing, Christopher Lee o Bela Lugosi pueden compararse a este gran actor que, sin embargo, también hizo dramas, films bélicos o thrillers. Era un artista todo?terreno, que lo mismo protagonizaba una película de misterio que presentaba un documental. Su físico y, sobre todo, esa mirada tan misteriosa que le caracterizaba, hicieron de él el actor idóneo para los papeles de villano.
Vincent Leonard Price nació el 27 de mayo de 1911 en St. Louis, Missouri, en una familia de posición acomodada. Muy buen estudiante y amante de la cultura, se licenció en Historia del Arte por la prestigiosa Universidad de Yale y posteriormente estudió en la Universidad de Londres. A mediados de los años 30 ocupó todos sus esfuerzos en convertirse en actor profesional de teatro, logrando debutar en Broadway a finales de la década, época en la que colaboró con Orson Welles. Con posterioridad fue contratado por la Universal y logró iniciar su carrera cinematográfica en 1938 con la comedia "Service de Luxe".
Su porte altivo e insinuante, su distinguida presencia y su sugestiva capacidad vocal, hacían de Vincent el villano ideal. Musicales, cine de aventuras, cine negro, comedias... nada se le resistía. En la década de los 40, firmó con la 20th Century Fox y apareció en películas como "El hombre invisible vuelve", el drama religioso "La canción de Bernadette", la mítica cinta policiaca "Laura", o el melodrama "Que el cielo la juzgue". A principios de los años 50, Vincent dejó de pertenecer a la Fox y su carrera cinematográfica se estancó, por lo que decidió regresar a las tablas de Broadway. Por esa época se impuso una efímera moda, las películas en tres dimensiones. Una de ellas fue "Los crímenes del museo de cera" (1953), un film de terror que contó con el protagonismo absoluto de Price como un artista especializado en figuras de cera que utiliza seres humanos como moldes. La película fue todo un éxito y Vincent alcanzó el estatus de estrella. A raíz de esta interpretación, quedaría encasillado para siempre en las películas de terror, aunque muchas de ellas narradas en tono humorístico. El humor fue, de hecho, la marca registrada de Price, subrayada en casi todos los villanos a los que dio vida. El tono de burla con que se aproximaba al terror era una manera de hacer un guiño al público y darles las gracias por todo lo que se estaba divirtiendo mientras los asustaba.
Price se convirtió en presencia ineludible en toda cinta de género que buscase un toque de calidad y distinción. Entre sus mayores éxitos en los años 50 pueden citarse "La mosca" y las dos películas que hizo para William Castle, "House on Haunted Hill" y "The Tingler". En 1960 firmó con el director y productor Roger Corman para protagonizar "La caída de la casa Usher", la primera de las siete adaptaciones de relatos de Edgar Allan Poe que hicieron juntos hasta 1965. Las otras son: "El péndulo de la muerte", "Historias de terror", "El cuervo", "The Haunted Palace", "La máscara de la muerte roja" y "La tumba de Ligeia". Además, apareció en "El regreso de la mosca", "La comedia de los horrores", "Historias extraordinarias" (de nuevo adaptando a Poe, en una co?producción franco?italiana), "Matar o no matar, este es el problema" y, cómo no, los dos films en los que encarnó al malvado Doctor Phibes: "El abominable Dr. Phibes" y "El regreso del Dr. Phibes".
Con el paso de los años, los buenos papeles comenzaron a escasear, y Price apareció en telefilms, en episodios de series de TV como "Batman", e incluso se autoparodió sin prejuicios en spots publicitarios. Cuando le preguntaban por qué se rebajaba a aparecer en películas horribles indignas de su talento, él se limitaba a explicar que era un actor y que su trabajo era actuar. Vincent también utilizaba el dinero que ganaba con sus films para financiar su amor por el arte, una pasión que le impulsaría a abrir una galería en Beverly Hills, a escribir una columna que se publicó en 80 periódicos y a ser nombrado presidente del Departamento de Artes Indígenas de EEUU. También fue consejero de la UCLA y jurado del Los Angeles County Museum of Art. Escribió varios libros sobre arte e invirtió una fortuna en adquirir sus piezas favoritas, llegando a ser contratado por Sears & Roebuck para comprar obras de arte que pudieran ser ofrecidas a través de un catálogo que se llamó "Vincent Price Collection". Otra de sus grandes pasiones era la gastronomía. Ávido gourmet, a mediados de los años 70 ejerció como presentador de programas televisivos de cocina y escribió un buen número de libros culinarios.
Convertido en una leyenda para los amantes del cine de terror de bajo presupuesto, Price siempre se prestó coquetamente a participar en cuantos homenajes le propusieron. Uno de sus mayores fans era el rey del shock?rock Alice Cooper, que educó su enferma mente adolescente tragándose todas sus películas clásicas en la TV. Alicia y Vincent colaboraron en tres ocasiones: en el especial televisivo "Alice Cooper: the Nightmare" (1975), donde el actor encarnaba al Espíritu de la Pesadilla; en el film "Welcome to My Nightmare", también del '75, en la que Price se limitaba a poner su voz a una inquietanta araña; y en el vídeo "The Strange Case of Alice Cooper" (1979), en la que ejercía como narrador.
Su indeleble identificación con lo macabro siguió rindiéndole beneficios en los últimos años de su carrera: en 1980, la cadena PSB le eligió como presentador de la serie "Mystery", y en 1982, el director John Landis le pidió que recitase un poema como parte del mítico vídeoclip de Michael Jackson "Thriller". Price también fue una gran influencia para un joven cineasta llamado Tim Burton, que en ese mismo año '82 rodó un oscuro corto de animación en stop?motion titulado "Vincent", sobre un niño obsesionado con la figura del actor. Price quedó tan entusiasmado con el proyecto, que aceptó ser el narrador de la historia. Ocho años más tarde, Burton cumplió uno de sus sueños personales al hacerle aparecer en una de sus películas, la deliciosa "Eduardo Manostijeras", que sería la última en la longeva carrera de Price. Aunque para entonces el actor ya estaba visiblemente enfermo, sacó fuerzas de donde casi no le quedaban y brindó a sus fans una última lección de profesionalidad. “Voy a actuar hasta que muera, me tendrán que enterrar antes de que me retire, y aún así, en mi lapida se leerá "Regresaré"”, decía de sí mismo.
Vincent Price murió el 25 de octubre de 1993 en su hogar de Hollywood Hills, Los Angeles, a consecuencia de un cáncer de pulmón. Tenía 82 años. Con su fallecimiento, llegó a su fin una larga y distinguida línea de actores que, quiéranlo o no, encontraron un lugar como monstruos y villanos en nuestras pesadillas cinematográficas: Lon Chaney, Bela Lugosi, Boris Kaloff, Peter Lorre... Todos maestros de la época dorada del cine de terror. Vincent Price fue uno de los mejores, y ante todo, inimitable.
Luz 11 01 08