Casi cuarenta años después
Causa una extraña impresión ver de nuevo El último tango en París a cuatro décadas de su estreno. En plena invasión de películas eróticas y pornográficas, parecen inverosímiles aquellas refriegas judiciales que terminaron condenando el filme a la hoguera. Los protagonistas son Paul (un cincuentón "americano en París" en el sentido milleriano del término, perdedor en demasiadas batallas que se han coronado con el reciente suicidio de su esposa) y Jeanne, una joven de familia burguesa, huérfana de un general muerto en Argelia y novia de un cineasta de su misma edad. La conmovedora y dramática historia que los une fugazmente ha adquirido, con el pasar del tiempo, un espesor literario y novelístico que va mucho más allá de aquel éxito trunco que le diera el escándalo.
Ésta es, probablemente, la clave de lectura más certera de la obra. Mucho más que la avalancha de lecturas psicoanalíticas - algunas ciertamente interesantes y agudas - centradas en el abrazo de Eros y Tánatos y cargadas de paralelos con Bataille-Strindberg con que se han llenado tantas páginas.
Loada ya antes de llegar a los cines (la autorizada crítica de cine Pauline Kael comparó su proyección con el estreno de la Consagración de la Primavera de Stravinsky), El último tango en París entró de inmediato en el mito. Buena parte de este destino se debe a Marlon Brando, que aquí nos dejó una de sus actuaciones más convincentes. Apuró hasta la última gota el célebre método del Actor's Studio y al mismo tiempo lo subvirtió, hasta meterse en la piel de un personaje que no era un calco de sí mismo pero al cual pudo aportar algunos rasgos íntimos gracias a la libertad creativa de que disfrutaba. En la escena en que Paul relata su infancia, es evidentemente Brando quien habla en primera persona. Y también son suyas algunas obsesiones, desde la relación victimista con el mundo hasta la misoginia de fondo, para concluir con ese sentido de derrota inmanente que no puede llevar más que a la muerte. Una historia que los años han teñido con la fascinación del mito, hasta hacer del "Último tango" una de las películas italianas más hermosas e importantes del último medio siglo.
Nacida en estado de desequilibrio; rodada sobre el exceso, filmada por un director para la desconfianza (que más sabe de crítica cinematográfica que de poesía en imágenes): por algún motivo incomprensible Bertolucci pudo regalarnos la obra definitiva sobre la belleza imperfecta. Un último baile descompasado que, como bien se ha dicho, narra el naufragio urbano de dos perdedores en la ciudad que nunca más volverá a ser la del amor. París pone el dolor, Brando la desesperación (y una inmensa interpretación) y Schneider el cuerpo; para grabar con pornográfica alevosía unos íntimos actos de amor (no los polvos, sino los diálogos), y una salvaje violación, con penetración, en los secretos vomitados y escondidos de dos personas que creen saber ocultarlo todo y se les ha olvidado vestirse. Ella buscando un padre que le contara cuentos, él escupiéndole las verdades de este mundo; ella esperando que la sacaran a bailar, él forzándola sobre la pista; ella deseando un beso de buenas noches, él cubriéndole el coño con mantequilla; y pese a todo ella amándole y él correspondiéndola.
Si alguien enumerara los múltiples fallos de “El último tango en París” los admitiría todos, sin que por eso dejara, por un mínimo instante, de reconocerla como una de las más desgarradoras películas sobre como la soledad es el único sentimiento por el que alguna vez dos seres humanos podremos unirnos, y el testimonio más doloroso de como el romanticismo se extingue ante la mediocridad, que es lo único que perdura. Y al final María Schneider nos confiesa que no sabía su nombre, que era una persona desconocida; únicamente nos queda saber si se refería a Brando o a si misma
Premios obtenidos:
National Society of Film Critics Awards, USA
1974 NSFC Award
Best Actor: Marlon Brando
New York Film Critics Circle Awards
1973 NYFCC Award
Best Actor: Marlon Brando
Sindacato Nazionale Giornalisti Cinematografici Italiani
1973 Cinta de Plata
Regista del Miglior Film Italiano: Bernardo Bertolucci
" - Tú no tienes nombre y yo tampoco tengo nombre. No hay nombres. Aquí no tenemos nombre.
- ¿Estás loco?
- Es posible que lo esté pero no quiero saber nada de ti. No quiero saber donde vives, ni de donde eres. No quiero saber absolutamente nada de nada. ¿Me has comprendido?
- Me asustas.
- Nada. Tú y yo nos encontraremos aquí sin saber nada de lo que nos ocurra fuera, ¿de acuerdo?
- Pero, ¿por qué?
- Pues porque…aquí no hace falta saber nombre, no es necesario. ¿No lo comprendes? Venimos a olvidar, a olvidar todas las cosas, absolutamente todas. Olvidaremos a las personas, lo que sabemos, todo lo que hemos hecho. Vamos a olvidar donde vivimos, olvidarlo todo.
- Yo no podré, ¿tú si?
- No lo se. ¿Tienes miedo?
- No. "
"Si la música es el alimento del amor ¡qué siga sonando!"
"- Qué estoy haciendo contigo en este piso? El amor?
- Bueno, digamos que... prácticamente lo que estamos haciendo... es darnos gusto.
- Ya veo que me tomas por una cualquiera.
- Qué... que te tomo por una qué?
- Por una zorra.
- Aah! te refieres a una prostituta?
- Si, una prostituta.
- Noo, sólo eres una jovencita anticuada y complaciente que intenta parecerlo.
- Prefiero ser una puta. "
"- Escucha,... quiero que nos miremos uno al otro... si
- Es bonito no saber nada el uno del otro.
- Si "
"- Oh! Yo soy caperucita roja y tu el lobo feroz.
Uh... que brazos tan fuertes tienes.
- Son para estrujarte mejor pequeña mia.
- Que uñas tan largas tienes.
- Son para arañarte mejor el culo.
- Uh... que cantidad de vello tienes.
- Es para que tus ladillas puedan esconderse mejor.
- Uuuh... que lengua tan larga tienes.
- Es para metertela mejor, querida mia.
- Y esto para qué es?
- Esto es para tu felicidad y mi... mi falocidad!
- Falocidad?
- Falo, pene... "
"Me cago en todos vosotros... familia. "
" En cualquier caso, y para no hacer mas pesada esta larga y aburrida historia, acabaré recordando el momento en que entré en un lugar como este, me encontré con una jovencita como tú, y la llamé muñeca. "
Ultimo Tango a Parigi.
Director: Bernardo Bertolucci.
Guión: Bernardo Bertolucci y Franco Arcalli. Diálogos adicionales de Agnès Varda.
Intérpretes: Marlon Brando, Maria Schneider, Maria Micci, Catherine Allégret, Jean Pierre Léaud.
Música: Gato Barbieri.
Fotografía: Vittorio Storaro.
Francia-Italia. 1972. 120 minutos.