ROBERT DUVALL (1931- ) Mide 1'74. Actor, director, guionista y productor estadounidense, Robert Selden Duvall nació el 5 de enero de 1931 en San Diego, California, hijo del almirante de la marina William Howard Duvall. Parte de su familia desciende del general Robert E. Lee, uno de los cabecillas del ejército confederado en la Guerra de Secesión. Su madre era una actriz amateur que influyó en su hijo para que éste finalmente se dedicara a la interpretación. |
Desde finales de la década de los 60 su versatilidad y talento interpretativo comenzó a llamar la atención por sus representaciones teatrales off Broadway y sus apariciones televisivas en episodios de series como “Alfred Hitchcock Presenta”, “Los Intocables” o “En los límites de la realidad”.
En 1962 debutó triunfalmente en “Matar a un ruiseñor” (1962), película
de Robert Mulligan que adaptaba una novela de Harper Lee en la que
Duvall encarnaba el personaje de Boo Radley. En este primer período de su carrera en Hollywood intervino en títulos como “Pesadilla bajo el sol” (1965) de Marc Lawrence, “La jauría humana” (1966) de Arthur Penn, “Cuenta atrás” (1968) de Robert Altman, “Bullit” (1968) de Peter Yates, el western “Valor de ley” (1969) de Henry Hathaway o “Llueve sobre mi corazón” (1969), título dirigido por Francis Ford Coppola que estaba co-protagonizado por James Caan y Shirley Knight. |
Su inmersión en los personajes que interpretaba fue una de las principales virtudes de su actuación, que en los años 70 le haría elevarse a la categoría de estrella gracias a películas como “MASH” (1970) de Robert Altman, “THX 1138” (1971), título de ciencia-ficción rodado por el debutante en largometraja George Lucas, “El Padrino” (1972) y “El Padrino II” (1974), los dos primeros títulos de la saga de Coppola adaptando el libro de Mario Puzo, “Tomorrow” (1972), drama dirigido por Joseph Anthony y escrito por Horton Foote, “Un mundo implacable” (1976), film de Sidney Lumet co-protagonizado por Faye Dunaway, William Holden y Peter Finch, o “Apocalipsis now” (1979), versión del “Corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad realizada por su buen amigo Coppola. |
Con anterioridad fue candidato por “El Padrino”, consiguiendo en esta ocasión el Oscar el fordiano Ben Johnson por “La última película”, y posteriormente estuvo nominado como mejor actor principal por “El don del coraje” (1979), un drama dirigido y escrito por Lewis John Carlino. Tampoco en esta tercera ocasión, el actor californiano pudo lograr conseguir el Oscar, que fue a parar a manos de Robert de Niro por “Toro Salvaje”.
Robert Duvall se divorció en 1975 de su primera esposa, la diseñadora Barbara Benjamin, con quien contrajo matrimonio en el año 1964.
En los años 70, decada en la que debutó como director rodando el documental “We’re not the Jet Set” (1975), mantuvo una relación sentimental con la actriz Lindsay Crouse. Después de este romance se casó con la intérprete Gail Youngs, con quien compartió créditos en “The Stone Boy” (1984) y “Belizaire The Cajun” (1986). En el año de la producción de este último film, el matrimonio terminó separándose.
Sus mejores películas en los 80 fueron “Gracias y favores” (1983),
película dirigida por Bruce Beresford que le valió para conseguir el
Oscar y el Globo de Oro como mejor actor principal, “El mejor” (1984),
un drama deportivo con Robert Redford
en el principal papel masculino bajo dirección de Barry Levinson, y
“Colores de guerra” (1988), drama policial co-protagonizado por Sean Penn y dirigido por Dennis Hopper. En 1983 dirigió “Angelo My Love” (1983), su primer largometraje. Tras la ruptura con Gail, Robert Duvall contrajo matrimonio en 1991 con la instructora de baile Sharon Brophy, de quien se divorció en 1995. Un año después inició una relación con su actual compañera, la argentina Luciana Pedraza. Robert Duvall no ha tenido hijos con ninguna de sus parejas. |
Por “El Apóstol” (1997), uno de sus films más destacados en este período, dirigido por el propio Duvall, fue nominado de nuevo al Oscar. Ganó Jack Nicholson por “Mejor… Imposible”. Un año después fue candidato como mejor actor de reparto por “Acción Civil”, llevándose la estatuilla James Coburn por “Aflicción”.
Al margen de sus trabajos cinematográficos, Robert Duvall también tuvo tiempo para aparecer en producciones televisivas, encarnando al dirigente soviético Josef Stalin en el biopic “Stalin”, trabajo por el que consiguió un Globo de Oro al mejor actor de televisión, premio que ya había logrado años antes por la miniserie “Lonesome Dove”.
Películas criticadas
Matar un ruiseñor (1962)
La jauría humana (1966)
THX 1138 (1971)
Joe Kidd (1972)
El Padrino (1972)
El Padrino II (1974)
Apocalipsis Now (1979)
El 6º día (2000)
60 segundos (2000)
John Q (2002)
Open Range (2003)
El secreto de los McCann (2003)
Gracias por fumar (2005)
Lucky you (2007)
La noche es nuestra (2007)
Como en casa en ningún sitio (2008)
The Road (La Carretera) (2009)
Fuente http://www.alohacriticon.com
Considerado por muchos críticos como uno de los grandes actores contemporáneos, Robert Duvall, ha logrado en su carrera seis nominaciones para el Oscar y el premio a Mejor Actor, por su papel en "Tender Mercies".
En su carrera, Duvall logró 6 nominaciones al Oscar y una estatuilla.
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Duvall conoce la intimidad del mundo de las celebridades, que volverán a reunirse este año para la entrega de los galardones de la Academia de Hollywood.
A pesar de tener una destacada trayectoria -como actor, director y guionista-, Duvall no es amigo de los halagos y prefiere definirse a sí mismo como "una flor tardía".
No en vano dos de sus más memorables papeles le llegaron pasados los cuarenta. Su interpretación del Consigliari, en el Padrino I y II, y el Coronel William "Hill" Kilgore, en "Apocalypse Now", forman parte de los personajes clásicos del cine.
Duvall habló en exclusiva con la BBC sobre la arrogancia de los grandes estudios de Hollywood, los actores amateurs y su personal fascinación por Argentina.
Uno de los grandes directores de cine iraní dijo una vez que en Irán, hacen alfombras hechas a mano y películas hechas a mano, mientras que en Hollywood las alfombras son hechas en serie y las películas también.
Dovall (derecha) con Michael Caine en 'Seconhand Lions'.
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Lo que ocurre es que, en general, los estudios prefieren hacer una película de US$80 millones en lugar de 8 ó de 10 millones, incluso aunque sospechen que pueden ser un fracaso.
¿Es un sistema en donde los estudios están por encima de la creatividad individual?
Es un sistema extraño. Es como un tipo de club al que perteneces o no, pero no son tan buenos como ellos mismos se creen. Hay cierta arrogancia en Hollywood.
Me acuerdo una vez en un rodaje, un director y un productor hablaban sobre cómo los mejores técnicos, los mejores actores y todo lo mejor estaba en Hollywood, y yo le dije: "Un momento, nombren una película en la historia de Hollywood que se compare a la película sueca 'Mi vida como un perro'".
¡No pudieron! Y es que el talento es individual y el sistema, allí, a veces es un obstáculo, pues los estudios quieren imponer tal o cual elemento en la película de acuerdo con lo que ellos piensan que funciona.
Los actores parecen ser los nuevos dioses en la industria de hoy y, sin embargo, usted ha usado en varias de sus películas como director, a actores amateurs, ¿qué aportan a sus películas estos actores no profesionales?
Uno de los grandes directores de cine iraní dijo una vez que en Irán,
hacen alfombras hechas a mano y películas hechas a mano, mientras que en
Hollywood las alfombras son hechas en serie y las películas también
Robert Duvall
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Es mas real. Una vez que consigues que los actores amateur se relajen, son capaces de transmitir una sensación de verdad que ayuda a que la película sea más creíble.
En "The Apostol" usé a gente de la iglesia en varios papeles y transmitieron el mensaje mejor que cualquier actor profesional.
Obviamente, no todos los directores en Hollywood piensan como yo. Uno de los grandes directores le dijo una vez a una actriz amiga mía en una toma: "No me gusta, es demasiado natural". ¿Cómo se puede ser "demasiado natural"? ¿Qué estupidez es esa?
El principio y el fin de la actuación es ser natural y real. Al menos eso es lo que yo creo.
Duvall, usted tiene 40 años de carrera cinematográfica, en los que participó en más de 80 películas, ¿de dónde saca la energía y la motivación para seguir en el mundo del cine?
¡No me he cansado todavía! Me encanta actuar con gente joven, aprender de ellos y ellos de mí.
Duvall ganó seguidores con su papel en 'Apocalipse Now'
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Además, ahora recibo más ofertas de trabajo que nunca. La verdad es me encanta mi trabajo y siempre hay algún personaje nuevo que interpretar y tratar de hacerlo único.
Su mujer, Luciana Pedraza es argentina. Su película "Assesination Tango", junto con otros proyectos, han sido rodados en Argentina, ¿de dónde le viene esta fascinación por ese país y por su capital Buenos Aires, en particular?
Todo empezó por la música y el tango y luego, me enamoré de esa ciudad. Es mi segunda casa, incluso con sus defectos, me encanta.
Es lo que yo llamo mentalidad de clase media: buena vida, los cafés abiertos hasta las tres de la mañana y las parejas besándose. ¡Todo el mundo se besa allí! No se..., me gusta esa inmediatez, ese vivir el momento.
He hecho cuatro proyectos en Argentina y me encantaría trabajar más allí. Hay buenos profesionales, actores maravillosos, buenos técnicos. Sí, me gusta trabajar allí.
24/09/2009
Robert Duvall: entrevista a un actor de leyenda
por José María Aresté
Verdaderamente
es un honor estar con una leyenda viviente del cine como Robert Duvall,
a quien le encantaba el olor del napalm por la mañana en Apocalypse Now, era consigliere de los Corleone en El padrino, cantante de country venido a menos en Gracias y favores -que le dio el Oscar- o vaquero sabio en Open Range.
Ahora nos ha vuelto a regalar un gran papel, el de tipo hosco con un
secreto del pasado en Get Low, de Aaron Schneider, que acaba de
presentar a concurso en San Sebastián. Si hay justicia, debería ganar la
Concha de Plata a la mejora actor, pero nunca se sabe...Gracias por estar este rato con nosotros, cuando lo que apetece es una siesta
Robert Duvall: (En español) ¡Una siesta! (Vuelve al inglés) Pero sí me la he echado. Veinte minutos. Logro descansar en todas partes.
En un Hollywood que se dirige a un público adolescente, su personaje protagonista en Get Low parece casi un milagro...
R.D.: Hoy en día Hollywood sólo busca el éxito, y eso significa público joven, adolescentes. Y un papel como éste es poco ordinario. Pero yo tengo la suerte de que siempre me ofrecen papeles interesantes.
Pero en este caso es además un papel principal...
R.D.: Si, bueno, es verdad que los papeles de gente mayor suelen ser más secundarios. Pero depende, no me importa hacer roles secundarios sin son interesantes. En este caso tiene mucho peso, pero a lo largo de cuarenta años como actor he hecho ese tipo de papeles y otros más pequeños.
Su personaje tiene elementos muy interesantes como el secreto que encierra, la culpa y la terquedad. ¿Qué elemento le ha interesado más?
R.D.: Bueno lo más atractivo, y que me sedujo, es la idea de alguien que acude vivo a su propio funeral. ¿Quién sabe las razones que tiene para actuar así?
En los últimos tiempos, interpreta papeles de gente que parece haber alcanzado cierto grado de sabiduría, y que parecen desear ponerse en paz con el mundo. ¿Le interesa este tema especialmente?
R.D.: Puede ser, es verdad que he hecho un par de westerns con este planteamiento. Quizá como adolescente uno anhela esa sabiduría, y que se alcanza con el paso de los años. Es verdad, quizá tiene razón.
A veces le confían papeles complejos, atormentados. ¿Por qué cree que es así?
R.D.: Bueno, en el fondo cualquier papel tiene ese elemento de complejidad, todos tenemos aspectos que nos atormentan. Piense en Shakespeare. En el ser humano siempre se dan esos elementos oscuros. Yo tengo que saber trasladar mi propia complejidad a los papeles que interpreto.
Hay pocas comedias en su carrera...
R.D.: ¿Y qué es una comedia? (pone cara de pillo) ¿Qué sería una comedia? ¿Una película de Peter Sellers? Yo creo que el mejor humor sale del comportamiento del ser humano. Hay mucho humor en Get Low, o en la interpretación que hice en La paloma solitaria. Pero no buscaba el humor, sino que yo traté de entender a mi personaje, y su humor salió solo.
Algunas veces veo películas que se autodenominan comedias, y no me río. Me río más cuando conozco a un tipo interesante, cuando veo una película con una trama interesante, y el humor sale de uno u otra, de donde está. Me gusta más reírme con la persona que con la situación en que el director parece decirte 'aquí toca reírse'. Prefiero sacar el humor de quien es la persona.
Tras una trayectoria tan dilatada como actor, ¿aún descubre nuevos modos de interpretar?
R.D.: Espero que sí. Así lo creo. Siempre tienes que verte a ti mismo en estado potencial, abierto a nuevas cosas que pueden surgir. Es curioso descubrir cosas nuevas en cada personaje, y de modo especial sus contradicciones. Siempre lo busco. Por ejemplo, cuando hice de Stalin, también trato de encontrar esa humanidad.
¿Y qué ha descubierto en Felix Bush, su personaje de Get Low?
(en este momento tercia el director del film, Aaron Schneider, que acaba de reunirse con nosotros)
A.S.: Recuerdo, Bobby, un día, la escena en que Charlie va a la cabaña, en que el personaje pide medicinas en una farmacia, y a la vez quiere fumar. Es un ejemplo de esas contradicciones.
R.D.: Sí, son cosas que ocurren un poco por accidente, que no se pueden planificar. Tiene que ocurrir.
Ha trabajado con Bill Murray, que tiene fama de cambiar de registro en cada toma, una forma de trabajar muy distinta a la suya. ¿Ha sido difícil?
R.D.: Bueno, yo trabajo con lo que me dan. No supone para mí ningún problema que el otro actor entregue una cosa nueva, yo la acepto y doy mi réplica.
Esta película cuenta una historia sureña, localista, basada en el folclore. A la vez los temas son de resonancias universales: amor, perdón, redención... ¿Cómo conjugaron ambos extremos? ¿Les preocupaba que el film no se entendiera fuera de Estados Unidos?
A.S.: Cuando tratábamos de lograr la financiación, detecté en efecto ese miedo de que una película de época no se entendiera. Por eso todo mi empeño era mostrar que la historia era un gran drama, que puede entender cualquiera. En las proyecciones con público fuera de Estados Unidos he constatado que la gente reía donde debía reír, en ese sentido estoy tranquilo.
R.D.: No obstante, a la hora de actuar no puede actuar pensando en lo universal. Cuando actúas, piensas en lo específico, en lo concreto. Opino que cuanto más vas al grano, más universal llegas a ser. Tú y por tanto la obra artística en la que participas.
A.S.: Me gustan las películas de época, de los años 30. Nunca he entendido que alguien vea un problema, a la hora de llegar al público, en el hecho de ambientar una película en el pasado, en el espacio, o donde sea. Si es buena, la gente entenderá lo que significa, la universalidad viene de la capacidad de atrapar la realidad.
R.D.: Cuando ves a algunos actores en películas de época, ves claramente que están intentando imitar las formas de hacer, de hablar, del pasado. Y eso muchas veces no funciona, resulta artificial. Lo que hay que hacer es mantenerse fiel a la historia.
Robert Duvall tiene crédito como productor ejecutivo, eso ayudaría a la financiación
A.S.: Sí, pero ambientar en el pasado muchos lo rechazan enseguida.
A estas alturas, ¿piensa en otro Oscar, en nuevos premios, o está un poco por encima de esto?
R.D.: Bueno, ¿por qué no? (risas) Lo principal es trabajar en algo de lo que puedas enorgullecerte, en tal sentido los premios son secundarios. Si has intentado hacer una obra de arte, una buena historia, entonces parece que viene como corolario, sería lo justo, la posibilidad de recibir algún premio.
Después de tantos años, ¿cómo ha evolucionado su visión de Hollywood?
R.D.: Bueno, ahora hay muchas películas de acción. En cambio en los 70 había películas como Get Low, que se hacían dentro del sistema. Esto cada vez ocurre menos. Los estudios quieren ahora ganar cien millones de dólares con una película, cuanto antaño bastaba con ganar diez. De alguna manera se sienten justificados cuando recaudan esas cifras millonarios. Pero para bien o para mal, Hollywood sigue siendo la meca. Muchos directores importantes, de España y otros países, van a Hollywood, y no acaban de entender todo ese tinglado.
¿Y usted lo entiende?
R.D.: En esta película concreta, sí. Sé adónde puedo llegar. Muchas veces cineastas con mucho talento están preparados para hacer cine en su país, pero en Hollywood se pierden.
Después de diez años de ausencia como director, Francis Ford Coppola ha vuelto con películas pequeñas, dice que quiere hacer el cine que hacía al principio de su carrera. Usted ha trabajado con Coppola en sus filmes pequeños, como Llueve sobre mi corazón, y en los grandes, como El padrino. Si volviera a trabajar con él, ¿en qué tipo de películas se ve?
R.D.: (se ríe) Depende del papel. Si la historia es buena, si el papel me interesa, yo me apunto, no importa lo demás. Me han medio ofrecido una película sobre tres personas que regresan a Cuba tras cuarenta años de ausencia, que podría contar con Al Pacino... Suena muy bien, pero depende de quién sea el director. Estoy convencido de que la historia es interesante. La verdad es que tengo una lista larga de proyectos.
En su país el presidente Obama está tratando de acometer una reforma sanitaria, donde parece estar tropezando a la hora de salir adelante. Este tema, la falta de cobertura sanitaria universal, estaba de algún modo presente en su película John Q., con Denzel Washington.
R.D.: Nunca llegué a ver esa película. Bueno, puedo dar mi opinión sobre este tema. Yo soy partidario de que en los estados haya clínicas gratis, que con libertad atienden a la gente con voluntarios, médicos, cirujanos, personal sanitario. Son partidario de que cada Estado regule, y haya un sistema de voluntarios que atienda a la gente, por ejemplo dos veces a la semana. Esto existe ya en la actualidad en 35 estados, y yo sería partidario de extenderlo al resto de los estados, más que implantar un sistema más complicado, que puede suponer una cierta socialización de la medicina.
¿Le gusta trabajar con directores debutantes, como en este caso?
R.D.: ¿Debutante? (se ríe, pues Aaron Schneider tiene una carrera detrás como director de fotografía, series y cortos?) La respuesta está en el resultado de la película que es bueno. Si me inspiran confianza, estoy encantado. Tengo un guión precisamente que quiero mandarle a Aaron, un western, situado en Oklahoma, con el mismo guionista. Por otro lado, no veo distinción entre tele y cine. Una película puede que la vean seis personas, y una serie treinta millones de personas. A mí no me importa que sea una cosa u otra, de hecho estoy muy orgulloso de La paloma solitaria, que era una miniserie. Tengo unos papeles clave, como el de Stalin, que era en televisión. Es cierto que en tele se trabaja muy rápido, pero eso a veces es bueno para el resultado final.